Otro cine es posible
Los cineastas del nuevo cine latinoamericano
pretendían, en los años 60 y 70, cambiar el mundo atrincherados en la cámara y el
montaje. “Otro mundo es posible” –
parecía decir la gente del Cinema Novo.
Hoy, los nuevos cineastas buscan nada más cambiar
la perspectiva, proponer otra narrativa. El planteamiento no es tan pretencioso.
“Otro cine es posible”, parecen
decir las imágenes de La Tierra
y la Sombra. Porque Acevedo supera la anécdota. El story de su película podría escribirse en tres líneas. Y sobrepasar la anécdota nos lleva a Einsenstein
: “porque al alejarse por un momento del
drama en el sentido propio, el cine ha asimilado perfectamente los métodos de
la épica y de la lírica” (1)
Alejarse del drama, implica desdramatizar la
acción? Implica, por ejemplo, estar más cerca de las artes plásticas que del
teatro y la novela? Implica que la luz está
por encima de todo el producto, incluso de los mismos personajes?
El oro y la cámara
Se asiste a la proyección de la película pensando
en el premio Cannino. Imposible
quitarse ese galardón de la cabeza, lo cual es una predisposición. El
espectador espera que le proyecten lo último en guaracha y siente la responsabilidad
de no ser inferior al jurado que la premió. Un rápido vistazo a ésta categoría nos dice
que allí reposan películas que agrandaron luego a sus autores. Casos como el de
Jim Jarmush (Extraños en el Paraíso 1984) , Jafar Panahi ( El globo blanco 1995),
Steve Mcqueen ( Hunger 2008). Pero también hay auténticos desaciertos como el de
Pablo Giorgelli( Las acacias 2011). Y
hay monumentos postmodernos que auguran carreras promisorias como el de Ben
Zietlin (Bestias del sur salvaje 2012).
Como todos los premios, la cámara de Oro es caprichosa y depende de las
fobias y aberraciones del jurado que le tocó en suerte.
Mandarinas y Cañaduzales
A medida que avanzaba la película yo pensaba en “Mandarinas” la película más bella de los
pasados Premios Oscar, dirigida por Zaza Urushadze. Ambas son historias
mínimas, microcosmos que retratan la gran tragedia. Personajes anónimos que
superan en valores y en valentía a los líderes que los gobiernan. El pequeño
punto geográfico que juzga a la gran Historia y a las grandes decisiones del
gobierno central. Ambas miran impasiblemente el caos que las rodea. Pero
Mandarinas tiene a su haber personajes más definidos, a mi juicio. Construidos
con mayor complejidad. El hecho de que los personajes de La Tierra y la Sombra
apenas susurren algunos parlamentos los hace ver huraños, quizás menos reales y
hace que uno de fije más en los movimientos que realizan. Que también son
mínimos.
El plano largo y el plano general
Directores como Haneke y Béla Tarr retornaron al
teatro filmado. Una cámara que se queda quieta viendo pasar la vida. Los
actores entran y salen de cuadro. El encuadre preciosista, pintura
impresionista en movimiento. No se busca el tortazo como en la comedia muda, se
busca detener al espectador, que se baje del bus del stress diario y se dedique
a contemplar. Que respire profundo y mire a ver que se mueve en el cuadro. A
veces no se mueve nada porque los personajes andan en una melancolía absoluta
como es el caso del cine del ruso Sokurov.
Está hecho este cine para entablar una comunicación
con el espectador? O, por el contrario para satisfacer al jurado europeo?. No
dejo de pensar en eso cada vez que alguien menciona a Apichatpong Weerasethakul flamante Palma de
oro en el 2010 con la sobrevaloradísima “El
Tio Boonme recuerda sus vidas pasadas”
En La tierra
y La sombra aparece un primer plano bastante avanzado el metraje lo cual no
es ni bueno ni malo, pero nos sirve para mirar las intenciones del realizador
porque la casa, el polvo, las cenizas, y la caña se convierten en personajes
vitales. Se encuentran adheridos a los personajes como el mohín en el rostro de
la vieja.
Y la duración de los planos? Es tal vez una reacción
al abuso del video clip en el cine comercial. Por eso el montaje de La
Tierra y la sombra se toma su tiempo. Como se lo tomaba “El Vuelco del cangrejo”, “Los Hongos” y “La Sirga”. Ya tenemos suficiente
material para suponer una nueva estética del cine caleño. Una mirada de acá, un
anti-dogma, si se quiere.
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(1)
Cine de poesía contra cine de prosa. Pier Paolo
Pasolini y Eric Rohmer Editorial Anagrama 1970
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