Parroquia San José, del barrio Cristóbal Colón en Cali |
Llegué al cine gracias a la iglesia católica. Aquí publico las dos edificaciones más altas de mi barrio: La Parroquia y el teatro. Pero yo me hice monaguillo antes que cinéfilo. El cura Ramírez no perdía oportunidad para meter sablazos:
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Ese antro de perdición.
La iglesia representaba la luz, la verdad, la palabra. La sala de cine era la oscuridad, la mentira, la imagen.
Ese fue mi primer dilema moral. Si Dios todo lo ve quiere
decir que es un mirón, un voyerista, un cinéfilo.
Con mi pana Alberto Gordon estábamos decididos a ingresar al seminario a combatir el mal. Pero yo jugué mi corazón al cielo y me lo ganó
el cine.
Entré por primera vez, muy asustado. Sentía que el Diablo
me agarraba las pelotas, luego descubrí que no era el diablo sino el viejito
“Nicotina”, cacorrón que fumaba más que puta detenida. “Ojo que ese man es dañado”-
advertía mi hermano.
Teatro Variedades en Cali barrio Cristóbal Colón, tal como se ve hoy |
Allí se gritaba, se aprendía a fumar, se le pedía el cuadre a la vecina. El cura tenía razón: amparados por la oscuridad los homo cinéfilus sacaban sus bajos instintos, era la dictadura del Ello.
Tuve que hacerle un quiebre a mi conciencia. Un fin de
semana Pepe Grillo me incitaba a rezar, a humillarme ante Cristo crucificado. Y
el siguiente domingo a las tinieblas, al pielroja sin filtro, a ver que nena
caía en las garras del mal. Y así fue como aprendieron a convivir en nuestro corazón
Sartana y Jesucristo, Django y San José, Charles Bronson y el Papa, Nastassja
Kinski y La virgen María, Kathleen Turner y Santa Dorotea, el espagueti western
y el vino de consagrar.
La pared de mi cuarto representaba esa democracia dual. Afiche de Sylvia Kristel y al lado San Gregorio Hernández. Ambos médicos a su manera. Gregorio de la cintura para arriba y Sylvia de a cintura para abajo.
Poco a poco la oscuridad se apoderó de nuestros cuerpos y
de aquel sueño del seminario no quedaron sino las películas de semana santa.
“El manto sagrado”, “Ben hur” , “Las sandalias del pescador”, “Quo Vadis”,
“Éxodo”, “Barrabás”. Corten y amén.