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lunes, 16 de diciembre de 2024

EL FESTIVAL DE CINE HABANERO: LO QUE EL VIENTO SE QUIERE LLEVAR

 

El festival 45 de la Habana fue del 5 al 15 de diciembre de 2024. De todos los festivales a los que he asistido éste ha sido el más frio. (Me refiero al clima, no a las películas). Voces apocalípticas habían advertido que lo mejor era no asistir porque los apagones, los terremotos, los huracanes.

Ya sabemos que los cubanos han vivido así toda la vida: al extremo y azotando la baldosa. Eso explica, porque queremos tanto en Colombia a la música cubana. Nos parecemos mucho: las mujeres bellas, la rumba, las tragedias de la naturaleza, la cinefilia, el rebusque, amanecer con una sonrisa a pesar de los pesares.

Juan Carlos Velásquez, entra a cuadro en el teatro La Rampa
No sé si existe otro festival en el mundo que se dé el lujo de tener todos los teatros de barrio intactos. Sin centros comerciales (que, dicho sea de paso, son las catedrales del mundo moderno).

A mí me gusta hacer un juego mental de mi adolescencia. Hago de cuenta que salto la tapia del colegio y corro para el Teatro Yara (que es como el Teatro Calima en Cali), de ahí al Chaplin (que es como el Bolívar), luego al Riviera (que es como el San Fernando), viajo al Infanta (que es como el Asturias, pero sin madrazos y sin pajillera), luego al 23 y 12 (que es como el Variedades, pero sin cannabis). Al Acapulco (que es como el Alameda, con dobletes), al Rampa (que es como el Palermo). Me quedé con las ganas de volver al Payret (que es como el Aristi).

Teatro Chaplin. Fotos y videos José Urbano

Aquí se da patente la frase de Francis Ford Coppola : “la arquitectura es música congelada”.

Después de las 6 de la tarde, las calles despejadas, solo transitamos los cinéfilos, pero a riesgo de salir volando. La fuerza de la naturaleza nos convertía en potencial eólico. Lo que el viento se quería llevar.

Es cierto que el festival ha perdido potencial. Las ruedas de prensa, casi inexistentes. El problema del internet que impide encontrar a los tesos del cine. Charlar con directores y guionistas es el máximo ritual de un festival. Muy flojas, en ese sentido las jefaturas de prensa y relaciones públicas.

Con todo y eso, llevar 45 ediciones de un festival con tantas secciones y tantas óperas primas es una maravilla caribeña.

El festival habanero me recuerda al vigilante de mi colegio. El hombre se jugó los ahorros, comprándole a la hija la máquina de escribir “Brother” que operaba con una bola, en vez de teclado. Ella se encargaría de digitar cuanto texto, monografía y tesis le llevaran. Nos pidió a los vagos del grado 11 que le ayudáramos con el marketing y nosotros bautizamos el emprendimiento con el pomposo nombre de “Pasando Trabajos, Limitada”.

Así es el festival habanero y así son sus bellos teatros de barrio.

viernes, 21 de junio de 2024

TEATRO ASTURIAS II PARTE: "Soltá al muchacho" !


Lo bueno de las redes es que, al publicar, la gente va aportando detalles. Los comentarios apuntaron a un protagonista: Omar Montes. Por fin supimos, gracias a los lectores, que, en el teatro Asturias, nació la leyenda de los proyeccionistas caníbales.

Trabajé con muchos de ellos. Cárdenas del Aristi. Bolívar Mosquera del Calima. El “mono cenizo” de El Cid. Colorado en Palos de Moguer. Y el maestro Carlos Santiago, que es el único proyeccionista de 35 m.m que se encuentra vivo y lúcido. El último de los Mohicanos. Si hay más, que avisen para hacer una rumbantela mecánica en 70 m.m.

 Es cierto que los proyeccionistas eran tipos solitarios. El retrato que hace Tornatore en "Cinema Paradiso" es todo un acierto: "Pasas los días aquí encerrado y te aprendes las películas de memoria" - dice un melancólico Philippe Noiret interpretando a Alfredo.

En “Cinema Splendor” , Mastroianni administra una sala de cine que está en las bajas . El proyeccionista, interpretado por Massimo Troisi (el inolvidable Cartero de Neruda), al enhebrar la película en el proyector, suspira con nostalgia: "El cine es un espejo pintado."

Imagínate una cabina que generaba un calor como un asadero de pollos. Proyectando la misma película durante meses. El récord en Cali lo Tiene "La Ley del monte” con 18 meses en Cartelera. Le sigue de cerca "La niña de la mochila azul", " My fair Lady" y "El Cid".

Se merecen un homenaje. Porque el cine era el único arte que se daba el lujo de tener clones de Meliés en todas partes. El proyeccionista de cine era un bicho raro mezcla de plomero, electricista y brujo. Podía hablarte de óptica sin ser físico, de cine sin ser cinéfilo, de acústica aun siendo sordo, de lentes siendo miope. Era un showman con alicate en mano. Era el hombre del carreto y de la luz.

Los vi muchas veces adaptar una cuchara o un tenedor para reparar un proyector, porque sabían que los repuestos se demoraban y que de ello dependía su empleo. La gente los felicitaba cuando la película era buena, como si ellos la hubiesen filmado. Cada vez que escuchaban las carcajadas del público, sentían que valía la pena aguantar esa soledad.

Los jefes les daban un día libre cada semana y muchos se metían a otro teatro. Bolívar Mosquera, el proyeccionista del Teatro Calima, se sabía los pasos de baile de Resortes y las ocurrencias de Tin Tán. "El cine de ahora no me gusta" - repetía. Y si, cuando la película se enredaba, en la pantalla se dibujaba un huevo frito y la gente le gritaba: "Soltá al muchacho, soltá al muchacho". Todo porque, con Omar Montes, nació la leyenda.

Para leer la primera  parte vaya a:

 https://ventanadelcine.blogspot.com/2024/06/el-teatro-asturias-pionero-del.html

EL TEATRO ASTURIAS , PIONERO DEL MARKETING CINéFILO

El teatro Asturias estaba ubicado en el barrio Bretaña, en Cali. Cerca de la bomba del triángulo. Tenía primer piso y mezzanine . Arriba era mas caro. En el primer piso había que tener precauciones. La regla de oro decía que había que acomodarse exactamente debajo del mezzanine . Sentarse adelante, era convertirse en blanco fácil del gargajo.

Al apagar las luces se iniciaba la insultadera. "Tu madre que..." , "La tuya que..." Pero los de arriba siempre tenian un as en la manga que lo sacaban cuando se sentían acorralados : "Los de abajo son pobres!" Con ese mantra se llegaba al silencio necesario para la concentración. Los lunes eran especiales porque el dueño se inventó "Los lunes del porno" . Poncho Peloteras apareció con la novedad de que en el barrio San Nicolás vendían a precio módico  cédulas falsas. Hoy, los chicos ven porno en el teléfono móvil pero yo te recuerdo que la pantallla del Asturias era del tamaño de una casa de dos pisos. Asi que las personajas eran cuatro veces mas grandes  que uno. Grandioso todo. Grandioso el detalle. Nuestra generación tuvo la necesidad mental de grabar en el cerebro las imágenes. Tocaba , porque ni modo de repetir como ahora.

"El lunes del porno" fue una idea exitosa. Ya no  ahorrábamos para ir al estadio, ahora el dinero iba directo a la taquilla del Asturias. Y apareció otra idea revolucionaria: La pajillera. Tocaba ahorrar el doble. Vender periódico, recoger cobre. Lo que sea, con tal de asistir al cine con final feliz.

La pajillera se atrincheraba en los baños. Exhibía un botiquin grandote con la cruz roja estampada al centro. Alcohol, gasa, merthiolate para los primiparos, jabón barrigón, Dorado, el jabón de las estrellas de cine.

Para demostrar pulcritud , evitaba manejar dinero. El fruto de su trabajo lo administraba la tía solterona. Llevaba la estadística con perfecta caligrafía y bolígrafos azul y rojo en aquel cuaderno Norma con tapa de cartón.

Alternaba las dos manos. Era ambidiestra. Tomaba su trabajo con seriedad. Poncho Peloteras le advirtió que las pajilleras al igual a los bailarines debían sonreír, demostrar alegría. Ella atendió con mucho gusto la sugerencia de marketing. Sonreía de mala gana porque desnudaba dos dientes picados. 

Un día la seguimos. Era vecina de mi amigo Rodrigo, llegando a la panadería La California. Madre soltera y de nombre Ruth. Muy creyente, sin falta a la iglesia del Perpetuo Socorro.

Ruth, hizo feliz a varias generaciones antes que el capitalismo salvaje de los centros comerciales nos arrebatara los teatros de barrio.

 Cuando presentaba en TV un programa de cine, tuve en cada grabación, la tentación de hacerle un homenaje a Ruth: "Este programa es patrocinado por polvos Mexana, el único polvo que se echa con la mano. Y no es paja"

Para leer la segunda parte vaya a: 

https://ventanadelcine.blogspot.com/2024/06/teatro-asturias-ii-parte-solta-al.html