miércoles, 10 de septiembre de 2008

José Saramago va al cine


Desde Cannes pasado estamos impacientes. Nada que estrenan “Ensayo sobre la ceguera” adaptada por el brasilero Fernando Meirelles. Mientras llega, matamos el tiempo volviendo a leer la narrativa certera y sincera del portugués.
Qué pasaría si un día de estos vamos quedando ciegos todos los habitantes de la tierra? Desde Juan Manuel Santos hasta Alfonso Cano, pasando por Uribe Vélez y Chávez Frías. Todos en tinieblas. Natalia Paris y García Márquez, Benedicto y Bin laden. Entonces es saludable recordar al ciego Vittorio Gassman en “Perfume de Mujer”:
- Crees que sufro porque no puedo ver el ocaso y la cúpula de San Pedro? El sexo, los muslos, un buen trasero son la única religión, la única idea política, la verdadera patria del hombre.

Se avanza en la lectura de la novela con la manía, inevitable, de ir poniendo en escena. Un plano general de toda esa horda de ciegos caminando por la avenida, pisando los montoncitos de mierda que no pueden esquivar. O La escena donde un ciego olfatea un chorizo que se come a escondidas la protagonista. Los ciegos que van quedando confinados en el manicomio en cuarentena….
Saramago apela a un recurso efectivo al permitir que solo uno de los personajes pueda ver todo lo que sucede. Gracias a ella es que hay un narrador íntimo que nos cuenta la tragedia por la que atraviesa la humanidad. Y me gusta Julianne Moore como la esposa del oftalmólogo. Uno la ve e inmediatamente piensa en el sufrimiento interior. Ella no carga a la desazón, la desazón la carga a ella. La arrastra.
Ya nos dijeron los medios que Saramago lloró al verla en Cannes. Claro que eso no dice nada. Hasta no ver, no creer. No olvidemos que Mutis dizque lloró en “Ilona llega con la lluvia” y que Gabito se conmovió con “El amor en los tiempos del cólera”. Amargas lágrimas de Petra Von Kant, para no arruinar el estreno.
Pero le damos a Meirelles el beneficio de la duda. Nos gustó mucho “Ciudad de Dios” y “Jardinero fiel” fue todo un desafío del que salió avante. Por ahora quedémonos con algunas frases de la novela:
El sol no nace al mismo tiempo para todos los ciegos muchas veces depende de la finura del oído de cada uno “
No por mucho madrugar se muere más temprano
El ciego y la ciega descansaban ahora, separados ya, uno al lado del otro, pero seguían cogidos de la mano. Eran jóvenes, tal vez novios, fueron al cine y allí se quedaron ciegos, o un azar milagroso los juntó aquí y, siendo así, cómo se reconocieron, vaya por Dios, por la voces hombre, por las voces, que no es solo la voz de la sangre la que no necesita ojos, el amor, que dicen que es ciego, tiene también su palabra que decir

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