Directora: Darin J. Sallam ( Jordania).
La montó Netflix y luego la retiró ante la presión del gobierno israelí. Entonces vino la curiosidad por encontrarla. Imaginaba un panfleto macabro, pero es, a todas luces, la revelación del año. Ópera prima de una directora jovencita que se alía con otros dos genios: Cherif Allam en el diseño sonoro y Rachel Aoun en la iluminación.
Es que acá el asunto de oír y ver se convierte en un
juego de sensaciones. Ya sabemos que desde finales de la década el 20 el cine
es sonoro, pero oiga: más de la tercera parte de la película es contada en
claroscuros y un montaje sonoro exquisito. Es decir, Hitchcock en Palestina.
Tres actos le bastan a la directora para hablarnos del
microcosmos en una aldea de Palestina del año 1948. La actriz debutante Karam Taher
interpreta a Farha, adolescente de 14 años que está dispuesta a desafiar a su
familia con tal de sacarle el cuerpo al matrimonio arreglado para irse a
estudiar a la gran ciudad. Hasta ahí todo bien. Lo brillante se ve venir. Porque
la directora de fotografía juega con la luz natural que ni el Chivo Lubeski en “El árbol de la vida” (2011). Lo más
brillante de “Farha” es la
naturalidad. No solo la luz, sino el impactante sonido que nos sugiere lo que
pasa en el exterior. Toda poesía sucede en la cabeza del receptor, en las
formas y hechos que imagina el espectador. El segundo acto, paga la boleta. La
luz natural que en el primer acto invitaba a un futuro maravilloso de la
protagonista, se convierte ahora en el claroscuro de la incertidumbre. Nunca olvidaré lo que me produjo la primera
secuencia de “Silverado” ( 1985 ver aquí) donde Scott
Glen es atacado a bala en su rancho y cada bala va dejando un orificio de luz.
O la angustia que me produjo “Espera la oscuridad” (1967 ver aquí) donde
Audrey Hepburn se defiende con un encendedor en medio de una ausencia absoluta
de luz.
Es el encierro de Ana Frank escondida en un armario solo
que en “Farha”, los villanos ya no son los nazis sino los
paisanos de Ana. ¿Cómo una cultura que se vio arrasada y torturada, ejerce un
genocidio similar? Lo que le molesta al gobierno israelí no es la denuncia, lo
que les molesta es que esta directora jordana lo haga de manera tan potente y
con un altísimo nivel estético.
Basta con ver el mapa palestino de 1948 y compararlo con
el mapa de ahora para saber que al gobierno israelí le interesa la tierra por
encima de la vida humana. En eso se parecen todos los fascismos.
AQUI NUESTRO COMENTARIO PARA LA TELEVISIÓN:
https://www.youtube.com/watch?v=uu3psQEkMe4
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