domingo, 19 de marzo de 2017

EL CINE CLUBISTA EN SU LABERINTO




Hace unos años, trabajaba en la biblioteca departamental. Los jueves presentaba la película y al final exponía una lectura personal del film. Sin falta, en primera fila, se atrincheraba un veterano dispuesto a llevar la contraria y a corregir gazapos.
Me inauguró cuando dije: “ Annaud también dirigió aquel film donde dos tigres son cazados en África..”
-      En África no hay tigres- interpeló
El hombre llegaba de primero y su mirada iba al ataque. Era el único que no me saludaba al llegar.  Pude investigar  que  era jubilado del magisterio y que rondaba la biblioteca desde que la abrían hasta que la cerraban.
Al principio me irritó su actitud pero poco a poco lo tomé como un reto de calidad. Entendí que no me podía poner con ligerezas frente a aquel “defensor del cinéfilo”. Y eso me obligaba a ser más cuidadoso en los materiales citados, en las fuentes y en los conceptos.  Siempre me contradecía pero una cosa era la contradicción en una opinión y otra en una imprecisión imperdonable como la de los tigres africanos.
 Cuando estrené mi documental sobre Gabo se abrió la discusión sobre los caprichos del Premio Nobel. Opiné que ese premio es tan relativo que se lo habían negado a Borges:

-      Sé de buena fuente-  reviró el hombrecito-  que la Academia Sueca lo tenía en alta estima, pero finalmente lo vetaron por motivos políticos. Borges no es más que la excepción a la regla.
Con el tiempo le cogí cariño y le agradecí  que estuviera allí atento a cualquier desliz de mi parte. Siempre comprobaba cualquier cita y llevaba, incluso, la fotocopia del libro por si las moscas. Así, me fui llenando de hojas sueltas que iba guardando en un folder cuyo  título era “documentos para evitar interpelaciones innecesarias del cucho”.
 Hasta que faltó un día y temí lo peor. Faltó al siguiente y sentí un vacío: me había quedado sin interlocutor. Desesperado pregunté en portería, revisé las cámaras de seguridad. Nadie daba razón.
Un mes después me trajeron la noticia fatal: estaba haciendo exactamente lo mismo en el Centro Cultural Comfenalco.
Miserable  - pensé al caer derrumbado – se fue a amargarle la vida a otro.”



5 comentarios:

Morris dijo...

Que buen relato Chepe... Gracias

trabajo social dijo...

Me encanto ...felicitaciones y gracias por compartir tan buena historia .

Anónimo dijo...

Jejejejejeje, yo pensé lo mismo, que el viejo había muerto, pero se fue de infiel a coger cartel a otro lado. Ahí aplica el plop de Condorito. Tenía que buscar que hacer el viejo, aunque por otro lado quizás tenía un interés genuino en que el cinéfilo no tragara entero. Brutal don José, le pegó con ese relato :)

Anónimo dijo...

😉Jeje, genial relato, el viejo como muchos estaba absorbiendo cátedra, aun cuando si sus intervenciones nutrian la expuesta, pues en buena hora.

Anónimo dijo...

Juaaa. Buenísimo