Tumba de José Raúl Capablanca. Foto: José Urbano |
El cementerio Colón, ubicado en el corazón de La Habana, alberga inquilinos célebres. Nos fueron saliendo al paso. El primero fue el Alfil José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez de 1921-1927. El Mozart del tablero.
Luego, Ignacio Piñeiro, el que puso a bailar a nuestros abuelos con el Septeto Nacional, y nos sigue haciendo apercollar a la pareja. Ignacio no ha parado de echarle salsita al Son Cubano.
Tumba de Ibrahim Ferrer. Foto: José Urbano |
Después, nos encontramos
de sopetón, al gran Tomás Gutiérrez Alea. Mi director favorito. Su película
“Memorias del subdesarrollo” continúa siendo sorprendentemente actual a pesar
de haber sido estrenada hace más de 50 años. Además de “Fresa y chocolate” entre otras
joyas. En un festival del siglo pasado, sentados en la esquina de 23 y 12, pola en mano, nos dijo su
famosa frase : “ Si Kafka hubiese nacido en Cuba, sería un escritor
costumbrista”
También nos atendió José Lezama Lima, quien se la pasa
declamando: “Ángel de la jiribilla, ruega por nosotros. Y sonríe. Obliga a que
suceda. Enseña una de tus alas, lee: realízate, cúmplete, sé anterior a la
muerte. Repite: lo imposible al actuar sobre lo posible, engendra un posible en
la infinidad. Ya la imagen ha creado una causalidad, es el alba de la era
poética entre nosotros. Ahora ya sabemos que la única certeza se engendra en lo
que nos rebasa.”
Y finalmente, nos saludó Alejo Carpentier. Al despedirse, volvió a susurrar: «Hay dos mecanismos que mueven al mundo: el
sexo y la plusvalía»
Hasta luego, señores. Si… ya sabemos que Rubén González anda bravo porque no lo visitamos. La maratón de cine nos
llamaba, compadres. Da gusto morirse en La Habana y ser enterrado al lado de
los maestros. Las tertulias que se deben
armar !
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