Quiero mucho a los actores que han interpretado a Freud en la pantalla. Alec Guinness el que más se le parece físicamente (“De amor también se enferman” dirigida por Marshall Brickman ) . Montgomery Clift el más angustiado (“Freud: pasiones secretas” dirigida por John Huston), Alan Arkin el más simpático ( “Elemental mi querido Freud” dirigida por Herbert Ross), Viggo Mortensen el más neurótico ( “Un método peligroso” dirigida por David Cronenberg), Jamie Elman , como un joven Freud inseguro ( “El día que Nietzsche lloró” dirigida por Pinchas Perry), Karl Markovics el más solidario (“Confesiones en el diván” dirigida por Percy Adlon ) y siguen.
A veces Freud es una
referencia vital para entender la trama como en “Vacío de Tiempo” de Roeg y “Spellbound”
de Hitchcock . A veces es un fantasma como en “Terapia a la francesa” de la
tunecina Manele Labidi.
Neji Hassouna entra, con
esta película, al panteón de los actores que interpretan al padre del
psicoanálisis. No dice una palabra, pero se porta como un Dios, un ángel, un
patriarca.
¿El psicoanálisis en el
mundo árabe? No olvidemos que Túnez recién estrena democracia luego de la
primavera árabe y apenas se abre a nuevos saberes.
Al cumplir diez años el
levantamiento popular que derrocó al dictador Zine el Abidine Ben Ali, la
incipiente democracia da tumbos, cae, se levanta. ¡Y estrena este año diez
mujeres en el gabinete, incluida la primera ministra!
Si bien al viejo se le
acusa de misógino y machista, lo teso de “Terapia a la francesa” es que es
dirigida por una mujer y protagonizada por la mamacita Golshifteh Farahani. Eso es lo lindo: es la película
freudiana donde conviven la mayor cantidad de contradicciones y oximorones. Y entonces nos agarra el chiste y su relación con
el inconsciente.
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