martes, 2 de septiembre de 2008

Transsiberian: El encanto del apellido Anderson


Tres apellidos Anderson dominan el panorama del cine joven norteamericano: Paul Thomas Anderson, Wes Anderson y Brad Anderson. El primero es el menor de los tres y ya probó con creces su talento con cositas como Boogie Nights, Magnolia y, una de las duras de este año, Petróleo Sangriento ( There will be blood).
El segundo es el niño terrible del cine gringo con locuras como Los Fabulosos Tenenbaums y, en el 2008 , con Viaje a Darjeeling.
El tercero nos ocupa hoy. Es una lástima habernos perdido sus dos primeros filmes, alabados por la crítica. Afortunadamente El Maquinista ( 2004) tuvo buena distribución. Y, ahora, Transsiberian (2008). El Maquinista nos mostro a un Christian Bale irreconocible, desfigurado en cuerpo y alma. Se lo carcomía la pena, la angustia y la culpa. No tenía redención alguna. Una brillante puesta en escena, detallista, que además nos traía de vuelta al cine a nuestra amada Jennifer-Jason Leight.
Brad Anderson vuelve y ataca con un thriller trepidante, también lleno de angustia y de culpa pero esta vez al servicio de varios personajes involucrados, incluido el espectador.


Extraños en un tren
Un tren le sirvió a Hitchcock para realizar dos estupendas películas Extraños en un tren y La dama desaparece. El tren como metáfora de la vida. El viaje paralelo hacia lo desconocido. Las estaciones son las pausas, los respiros. Y allí te involucras con gente que no se sabe de dónde viene, ni para donde va. El Transsiberian es el tren que recorre nueve mil kilómetros saliendo desde la China, recorriendo la estepa siberiana y llegando a Moscú. Un reparto impagable a saber: Woody Harrelson, como el marido correcto, Ben Kinsgley como el detective, Eduardo Noriega , como El español..


Transsiberian es completamente transparente en su andar. No hay cartas veladas. Tan claro como la nieve que se derrite junto al ferrocarril. Un guión que no le teme a dar toda la información posible al espectador. Incluso como espectadores sabemos más que los personajes. Sabemos todo. Mas que el detective, mucho más que el marido correcto. Incluso más que la esposa de Woody (que es el personaje que más sabe)
Brad Anderson logra un relato fluido, con un toque Hitchcock pero actualizado. Dinámico tanto en la mirada como en la concepción de los personajes. Es una película tan bien armada que uno podría contarla en su totalidad y no arruinaría su visionaje. Es como contar una novela de Dostowiesky.
Después de las experiencias gratas que nos diera David Fincher (con Seven y La habitación del pánico), da gusto ver este renacer del suspenso a manos de jóvenes como Anderson que combinan un thriller con lo mejor del cine negro y hasta dosis gratificantes de cine de acción.


1 comentario:

MEMORABILIA GGM dijo...

Espero que la película tenga la escena que mas me gusta de trenes: Una persona que sale de entre una nube de vapor generada por la locomotora. Genial, cierto?