Una disculpa inicial: se supone que la crítica debe ocuparse de las películas que valen la pena. Se supone que la formación del público pasa por destacar a los autores que realizan búsquedas personales, por lo menos los que intentan retratar a los seres humanos y sus conflictos más profundos.
No vamos a hablar de un autor, ni siquiera de un artesano porque “La milagrosa” es de esos filmes tramposos, cuya concepción no va más allá del formato telenovelesco pobre. Y no porque el director sea extranjero. Malcolm Deas, por mencionar a un historiador serio , británico, que dedicó muchos años a estudiar a fondo los orígenes de nuestra violencia, decía en una entrevista: "Confieso que no llegué [a Colombia] con un tema y una hipótesis".
El director mejicano Rafa Lara parece que si llegó a Colombia con una hipótesis y un tema: realizar una pesca milagrosa de espectadores. El plato está servido: un secuestrado ricachón, unos guerrilleros que gritan “gonorrea” (en una extraña simbiosis de guerrillos y cine de Víctor Gaviria), un gringo chistoso, una guerrillera buenona que también tiene su corazoncito…todo ello adobado con la musiquita dulzarrona de Juanes modelo 2008 y ya tenemos a los espectadores en el secuestro masivo más grande de nuestra historia fílmica.
En la premier que se realizó para la prensa, tanto el director como los actores repitieron sin cesar que esta era “la más grande superproducción colombiana”. Algo así, pensábamos nosotros, como “Los Diez mandamientos” criollos o un “Ben- Hur” del trópico.( Aunque anotemos entre paréntesis que la próxima película del director Rafa Lara se llamará “El Quinto mandamiento”, miren por dónde va la cosa)
La película inicia dando tumbos históricos desde las primeras de cambio con los carros bomba de los años 80 para, en una elipsis de casi 20 años, llevarnos hasta las pescas milagrosas de las FARC. Y entonces ya olemos lo que se nos avecina: un concierto de clichés, lugares comunes, capaces de ruborizar a cualquiera que haya leído algún libro decente de nuestra historia.
Tal parece que nuestra tragedia dará con más mercenarios filmakers para los cuales conocer un conflicto implica leer por internet las noticias de las agencias de prensa, estar en un hotel un par de meses y luego dar el zarpazo con un guion que parece sacado de la factoría Delia Fiallo.
La película, además, es pionera dentro del incipiente cine colombiano, en aquello de la publicidad colateral. En la pasada Colombia-Moda un diseñador se dejó venir con modelos barbados, bota pantanera y camuflado línea Mono Jojoy. Haberlo sabido antes. El lanzamiento de “La vendedora de Rosas” pudo haberse hecho con Natalia Paris luciendo ropa Siloé-second y con el patrocinio de pegante Bóxer.
Aunque para ser justos, le agradecemos a “La Milagrosa” habernos permitido un descubrimiento mayor: fue la Virgen María quien inventó el Roscograma al realizar milagros selectivos, a dedo, favoreciendo a quien venga con recomendación en mano. No nos olvidemos que “La blanca Paloma ha venido a América, ha venido a América, a traer la paz”
No vamos a hablar de un autor, ni siquiera de un artesano porque “La milagrosa” es de esos filmes tramposos, cuya concepción no va más allá del formato telenovelesco pobre. Y no porque el director sea extranjero. Malcolm Deas, por mencionar a un historiador serio , británico, que dedicó muchos años a estudiar a fondo los orígenes de nuestra violencia, decía en una entrevista: "Confieso que no llegué [a Colombia] con un tema y una hipótesis".
El director mejicano Rafa Lara parece que si llegó a Colombia con una hipótesis y un tema: realizar una pesca milagrosa de espectadores. El plato está servido: un secuestrado ricachón, unos guerrilleros que gritan “gonorrea” (en una extraña simbiosis de guerrillos y cine de Víctor Gaviria), un gringo chistoso, una guerrillera buenona que también tiene su corazoncito…todo ello adobado con la musiquita dulzarrona de Juanes modelo 2008 y ya tenemos a los espectadores en el secuestro masivo más grande de nuestra historia fílmica.
En la premier que se realizó para la prensa, tanto el director como los actores repitieron sin cesar que esta era “la más grande superproducción colombiana”. Algo así, pensábamos nosotros, como “Los Diez mandamientos” criollos o un “Ben- Hur” del trópico.( Aunque anotemos entre paréntesis que la próxima película del director Rafa Lara se llamará “El Quinto mandamiento”, miren por dónde va la cosa)
La película inicia dando tumbos históricos desde las primeras de cambio con los carros bomba de los años 80 para, en una elipsis de casi 20 años, llevarnos hasta las pescas milagrosas de las FARC. Y entonces ya olemos lo que se nos avecina: un concierto de clichés, lugares comunes, capaces de ruborizar a cualquiera que haya leído algún libro decente de nuestra historia.
Tal parece que nuestra tragedia dará con más mercenarios filmakers para los cuales conocer un conflicto implica leer por internet las noticias de las agencias de prensa, estar en un hotel un par de meses y luego dar el zarpazo con un guion que parece sacado de la factoría Delia Fiallo.
La película, además, es pionera dentro del incipiente cine colombiano, en aquello de la publicidad colateral. En la pasada Colombia-Moda un diseñador se dejó venir con modelos barbados, bota pantanera y camuflado línea Mono Jojoy. Haberlo sabido antes. El lanzamiento de “La vendedora de Rosas” pudo haberse hecho con Natalia Paris luciendo ropa Siloé-second y con el patrocinio de pegante Bóxer.
Aunque para ser justos, le agradecemos a “La Milagrosa” habernos permitido un descubrimiento mayor: fue la Virgen María quien inventó el Roscograma al realizar milagros selectivos, a dedo, favoreciendo a quien venga con recomendación en mano. No nos olvidemos que “La blanca Paloma ha venido a América, ha venido a América, a traer la paz”
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario, aunque creo que es rescatable la limpieza y buena producción de los combates... lo único a rescatar.
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