¿Quién tiró la bomba? ¿Quién
dio la orden? Le hacíamos todo tipo de preguntas a la profesora Silvia Inés.
Pero nadie hizo la pregunta más importante: “Quien inventó la bomba atómica?”
40 años después, Christopher
Nolan nos responde con una obra maestra. Desde su primer corto, que dura apenas tres minutos, el maestro nos muestra a un hombre tratando de atrapar algo,
que no sabemos que es y al final asistimos a un juego de espejos infinitos
(podéis ver o descargar el corto aquí). En ese cortico, del joven Christopher,
podemos ver sus obsesiones posteriores. En su ópera prima ( Following) un hombre busca en la ciudad
algo que ni el mismo sabe que es, nunca olvido el juego del tiempo, en la que
sigue siendo mi película favorita ( Memento),
o el hombre que no puede dormir ( Insomnia),o el tipo que se mete en tus
sueños y te planta ideas en el inconsciente ( El
origen) o la hipótesis de que los extraterrestres somos nosotros
mismos ( Interestelar)
De “Oppenheimer” me gustan muchas cosas. El manejo del croma. A
veces Blanco y negro, a veces color y a veces sobreexpuesto. Porque no hay que
olvidar que Nolan vuelve al cine clásico filmando en celuloide, en negativo de
70 m.m. Para las generaciones nuevas, resulta insólito complicarse con
celuloides a estas alturas pues se tiene a la mano todos los recursos del cine
digital. Pero Nolan parece sacado de los comienzos del cine. Tiene la magia de
Grifith, el toque de Porter, juega a Meliés descubriendo la truca. Es un bicho
raro en medio de héroes de cartón, que han ido invadiendo el cine de hoy.
Y el hombre se decanta por
un anti-héroe. Mientras visionaba “Oppenheimer” no podía olvidar la historia personal que vivió
Chaplin. Ambos eran héroes mediáticos cuando la caza de brujas los acusó de
comunistas y de actividades anti-norteamericanas. La paranoia gringa en su
máximo esplendor. Chaplin no les dio la ganga y se les voló. Orson Welles
también se pisó. No se iban a humillar ante un comité que simplemente los
necesitaba como chivos expiatorios. No era un juicio imparcial. Ese comité Macartista
jugaba con las cartas marcadas.
Robert Oppenheimer, se sometió. Se dieron el
lujo de humillar al más grande físico de su época. El físico al que Albert
Einstein le hacía reverencia.
II
Al cine lo vienen matando
desde el mismo día que nació. Y cada vez que lo dan por muerto, el aparato
renace. En los años 50, inventaron el Cinerama para enfrentar el auge de la
televisión. El 3D pasó a darle la mano cuando el video y las antenas
parabólicas vinieron a quitarle la clientela. Esta semana me gocé lo que ha
venido pasando con las películas Barbie y
Oppenheimer: la gente se volcó a los cines.
Incluso, muchachitos aguantándose las tres horas de “Oppenheimer” en un mundo digital dominado por Tik Tok. La
euforia de esta semana, me recordó la fiebre de “Tiburón” en el teatro Calima, “Jurassic
Park” en el Bolívar”, “La ley del monte” en el cine México.
III
El punto de partida de la
película es el libro “El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” escrito
al alimón por Kai Bird y Martin J. Sherwin Premio Pulitzer 2006 ( podéis
descargarlo
aquí )
Nolan inicia con la misma
cita del libro:
“Prometeo robó el fuego y se lo entregó a
los hombres. Pero cuando Zeus se enteró, ordenó a Hefesto que clavara el cuerpo
de Prometeo al monte Cáucaso. Allí pasó muchos años encadenado. Todos los días
un águila caía sobre él y le devoraba los lóbulos del hígado, que volvían a
crecerle durante la noche. APOLODORO, Biblioteca, libro I, 7, s. II a. C”
La analogía con el mito de
Prometeo ya la había hecho, en 1818, Mary Shelley al publicar la novela “Frankenstein”.
Oppenheimer es exactamente un Víctor Frankenstein que creó una criatura.
La ficción aterradora de Shelley se convirtió en realidad en manos de Nolan.
Pequeñas apariciones,
ninguna dura más de dos minutos. Personajes diminutos, pero potentísimos. Gary
Oldman : un minuto y lo odias . Kenneth Branagh es el genio Niels Bohr, Rami Malek
la buena conciencia, Casey Affleck , el burócrata militar. Tom Conti , el
entrañable Albert Einstein. Un aspecto Tarantinesco que consiste el invitar a
grandes estrellas a trabajar en una o dos escenas. ¿Por qué no otro actor
barato y desconocido? para que tu
recuerdes por siempre esa aparición fugaz.
V
Al finalizar la
proyección, algunos amigos salieron a comprar ibuprofeno porque la banda sonora
les hizo dar dolor de cabeza. No es la banda sonora sutil de Interestelar, ni la tensionaste de El origen. Es cierto que tiene momentos de
estridencia. Porque Nolan busca meternos en la conciencia de un hombre que ve cuerpos
descuartizados y escucha bombas por todos lados. No es paranoia, es culpa. Recuerdo que allá en la escuela San Roque la
profe nos contó que uno de los pilotos terminó regalando la pensión del
ejercito gringo y devolviendo las medallas. Y como la conciencia le decía que había
obrado mal, se dedicó a realizar asaltos para que lo encanaran, cometía
infracciones a propósito porque sentía que debía pagar con cárcel el crimen de
lesa humanidad. Eso nos llenó de consuelo. Ahora sabemos que a Oppenheimer le sucedió
lo mismo.
NOTA: Volví a ver
películas sobre el tema Hiroshima y recomiendo
1, El documental Oppenheimer
el dilema de la bomba atómica
2. La tumba de las luciérnagas
(anime)
3. Hiroshima (anime). Allí está
la mejor reconstrucción de cómo pudo haber sido lanzada la bomba
4. Fat man and the little boy (1989) de Roland Joffe. Paul Newman interpreta al general Groves y Dwight Shultz ( aquel loco Murdoch de la serie "Los Magnificos") interpreta a Oppenheimer
5. Y el libro en el que se basa la película de Nolan
1 comentario:
Apreciado J. U. Como siempre la localización del referente historico-social y político, para alojar la magia del CINE, su aporte estético; y sin duda, clínico. Gracias...
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