domingo, 13 de febrero de 2022

Fabio Restrepo, el Taxi Driver que se volvió actor

Foto: Ventana Indiscreta

Fabio Restrepo llegó al cine porque a Víctor Gaviria se le dañó el carro. En una de esas, Víctor le puso la mano a un taxi. Al volante iba Fabio, lo llevó a Laureles, barrio central de Medellín. El taxista no lo reconoció y le puso charla como a todo el mundo. Se consideraba un chofer-cuentero. “En esos tacos tan malucos, lo mejor es ponerle tema a la gente para que se distraigan y se rían un poco”

Se pusieron a hablar de traquetos y Fabio le contó que un familiar suyo había trabajado con Pablo Escobar y que uno de sus pasatiempos consistía en apuntar en un cuaderno las anécdotas que le contaba. “Algunas historias eran charras, otras macabras

Fabio Restrepo conversa con Jaime Osorio , otro teso contador de historias. En el Festival de cine de Cartagena .Foto: Ventana Indiscreta
Víctor se interesó no solo en la labia del Taxi Driver sino en el cuaderno. Fabio le advirtió que eran varios. Finalmente, quedaron en que le haría llegar el primer tomo.

El maestro quedó atrapado con los relatos garrapateados a mano y lo citó a casting. Tenía preseleccionados a algunos posibles actores, pero ninguno lo convencía plenamente.

Fabio se convirtió, de la noche a la mañana, en protagonista de la película Sumas y restas” que clasificó a la selección oficial del festival de San Sebastián. Fue el año de “Las tortugas también vuelan” y esa asombrosa poesía llamada “Carta de una mujer desconocida”. El ex – Taxi Driver asistía por primera vez a un Festival de cine de alta alcurnia.

“Fíjate vos, que me hospedé en una habitación contigua a Jeff Bridges, le dije a un amigo que tuviera la cámara lista. Cuando Jeff salía yo me iba atrasito, a corta distancia, y gesticulaba para que en la filmación pareciera que estábamos charlando muy amigablemente”

En el festival de cine de Cartagena ganó el premio a mejor actor, derrotando al archifavorito Flaco Solórzano. En el discurso se puso a llorar y dijo su famosa frase: “Yo me gané el Baloto sin comprarlo”

En “Sumas y restas” había una escena donde el mafioso se bañaba en peloto con varias fufurufas. La esposa se puso mosca. Mujer brava, de las más bravas de Medallo.

-      Usted no va a filmar esa cochinada Fabio, ome

-      Eso es de mentiritas, mi amor

-      De mentiritas? ¿Y es que ese aparato no se la va a parar o qué?, olvídese, papito.

Como será de brava que Víctor, el tipo más paciente que conozco, decidió eliminar la escena.

Durante el rodaje de “Satanás”, ensayaban la escena donde le pega la violada de canchilas a Marcela Mar. La agarró del pelo y la arrastró contra la trompa del carro.

-      Así no Fabio- le grita Marcela bañada en lágrimas- me estás haciendo daño. Hay técnicas.

-      Yo no estudié nada. Yo soy actor natural. No conozco esas técnicas.

El director lo llama aparte y manotea haciendo el visaje de que lo regaña, pero le dice con disimulo y medio:

-      La escena no se va a repetir por lo que filmaré a tres cámaras. Haga lo suyo.

Fabio vuelve al ataque y hace lo suyo. “Marcela se larga a llorar y todos me miraban como si yo fuera Hannibal Lecter, ome vos. Reclamé mi paga y me fui pa’ la casa. Afortunadamente no tenía más escenas. Pero como te parece que dos meses después me llama la productora, invitándome a la fiesta de fin de rodaje. Yo me fui suavecito acompañado de mi esposa, por si las moscas. Voy llegando y Marcela se viene directo y pensé: ‘me va a cachetiar’. Que va, me saluda de mucho beso y me dice que ya vieron la escena, que quedó de rechupete”

Ese era Fabio , un cuentero nato. El cine llegó a su vida por casualidad. Y la casualidad, de la maldita pandemia, se lo llevó.


 

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