miércoles, 2 de agosto de 2023

OPPENHEIMER, CHAPLIN, Y EL BRUTO McCARTHY

 

A todos nos pasó en algún momento de nuestra vida. Allá en la escuela San Roque del barrio Colón la profesora nos mostró la revista Life donde estaban impresas las fotografías de la bomba nuclear.  En dos detonaciones mataron 120 mil personas. A esa edad, imaginar 120 mil cadáveres apilados era demasiado. Como si de repente, mataran a todos los habitantes de Jamundí.

¿Quién tiró la bomba? ¿Quién dio la orden? Le hacíamos todo tipo de preguntas a la profesora Silvia Inés. Pero nadie hizo la pregunta más importante: “Quien inventó la bomba atómica?”

40 años después, Christopher Nolan nos responde con una obra maestra. Desde su primer corto, que dura apenas tres minutos, el maestro nos muestra a un hombre tratando de atrapar algo, que no sabemos que es y al final asistimos a un juego de espejos infinitos (podéis ver o descargar el corto aquí).  En ese cortico, del joven Christopher, podemos ver sus obsesiones posteriores. En su ópera prima ( Following) un hombre busca en la ciudad algo que ni el mismo sabe que es, nunca olvido el juego del tiempo, en la que sigue siendo mi película favorita ( Memento),  o el hombre que no puede dormir ( Insomnia),o el tipo que se mete en tus sueños y te planta ideas en el inconsciente ( El origen) o la hipótesis de que los extraterrestres somos nosotros mismos ( Interestelar)

De “Oppenheimer” me gustan muchas cosas. El manejo del croma. A veces Blanco y negro, a veces color y a veces sobreexpuesto. Porque no hay que olvidar que Nolan vuelve al cine clásico filmando en celuloide, en negativo de 70 m.m. Para las generaciones nuevas, resulta insólito complicarse con celuloides a estas alturas pues se tiene a la mano todos los recursos del cine digital. Pero Nolan parece sacado de los comienzos del cine. Tiene la magia de Grifith, el toque de Porter, juega a Meliés descubriendo la truca. Es un bicho raro en medio de héroes de cartón, que han ido invadiendo el cine de hoy.

Y el hombre se decanta por un anti-héroe. Mientras visionaba “Oppenheimer” no podía olvidar la historia personal que vivió Chaplin. Ambos eran héroes mediáticos cuando la caza de brujas los acusó de comunistas y de actividades anti-norteamericanas. La paranoia gringa en su máximo esplendor. Chaplin no les dio la ganga y se les voló. Orson Welles también se pisó. No se iban a humillar ante un comité que simplemente los necesitaba como chivos expiatorios. No era un juicio imparcial. Ese comité Macartista jugaba con las cartas marcadas.

 Robert Oppenheimer, se sometió. Se dieron el lujo de humillar al más grande físico de su época. El físico al que Albert Einstein le hacía reverencia.

II

Al cine lo vienen matando desde el mismo día que nació. Y cada vez que lo dan por muerto, el aparato renace. En los años 50, inventaron el Cinerama para enfrentar el auge de la televisión. El 3D pasó a darle la mano cuando el video y las antenas parabólicas vinieron a quitarle la clientela. Esta semana me gocé lo que ha venido pasando con las películas Barbie y Oppenheimer: la gente se volcó a los cines. Incluso, muchachitos aguantándose las tres horas de “Oppenheimer” en un mundo digital dominado por Tik Tok. La euforia de esta semana, me recordó la fiebre de “Tiburón” en el teatro Calima, “Jurassic Park” en el Bolívar”, “La ley del monte” en el cine México.

III

El punto de partida de la película es el libro El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” escrito al alimón por Kai Bird y Martin J. Sherwin Premio Pulitzer 2006 ( podéis descargarlo aquí )

Nolan inicia con la misma cita del libro:

“Prometeo robó el fuego y se lo entregó a los hombres. Pero cuando Zeus se enteró, ordenó a Hefesto que clavara el cuerpo de Prometeo al monte Cáucaso. Allí pasó muchos años encadenado. Todos los días un águila caía sobre él y le devoraba los lóbulos del hígado, que volvían a crecerle durante la noche. APOLODORO, Biblioteca, libro I, 7, s. II a. C”

La analogía con el mito de Prometeo ya la había hecho, en 1818, Mary Shelley al publicar la novela “Frankenstein”. Oppenheimer es exactamente un Víctor Frankenstein que creó una criatura. La ficción aterradora de Shelley se convirtió en realidad en manos de Nolan.

IV

Pequeñas apariciones, ninguna dura más de dos minutos. Personajes diminutos, pero potentísimos. Gary Oldman : un minuto y lo odias . Kenneth Branagh es el genio Niels Bohr, Rami Malek la buena conciencia, Casey Affleck , el burócrata militar. Tom Conti , el entrañable Albert Einstein. Un aspecto Tarantinesco que consiste el invitar a grandes estrellas a trabajar en una o dos escenas. ¿Por qué no otro actor barato y desconocido?  para que tu recuerdes por siempre esa aparición fugaz.

V

Al finalizar la proyección, algunos amigos salieron a comprar ibuprofeno porque la banda sonora les hizo dar dolor de cabeza. No es la banda sonora sutil de Interestelar, ni la tensionaste de El origen. Es cierto que tiene momentos de estridencia. Porque Nolan busca meternos en la conciencia de un hombre que ve cuerpos descuartizados y escucha bombas por todos lados. No es paranoia, es culpa.  Recuerdo que allá en la escuela San Roque la profe nos contó que uno de los pilotos terminó regalando la pensión del ejercito gringo y devolviendo las medallas. Y como la conciencia le decía que había obrado mal, se dedicó a realizar asaltos para que lo encanaran, cometía infracciones a propósito porque sentía que debía pagar con cárcel el crimen de lesa humanidad. Eso nos llenó de consuelo. Ahora sabemos que a Oppenheimer le sucedió lo mismo.

NOTA: Volví a ver películas sobre el tema Hiroshima y recomiendo

1, El documental Oppenheimer el dilema de la bomba atómica

2. La tumba de las luciérnagas (anime)

3. Hiroshima (anime). Allí está la mejor reconstrucción de cómo pudo haber sido lanzada la bomba

4. Fat man and the little boy (1989) de Roland Joffe. Paul Newman interpreta al general Groves y Dwight Shultz ( aquel loco Murdoch de la serie "Los Magnificos") interpreta a Oppenheimer

 5. Y el libro en el que se basa la película de Nolan

 https://www.youtube.com/watch?v=dcAsbqDlHts





1 comentario:

Anónimo dijo...

Apreciado J. U. Como siempre la localización del referente historico-social y político, para alojar la magia del CINE, su aporte estético; y sin duda, clínico. Gracias...