A mis hijas les tocó el último aliento de la extinción de los teatros. Alcanzaron a saborear el cine México, El San Fernando, El Cid… Teatro al que íbamos, teatro que cerraban. Les tocó en suerte un momento clave del cine de animación: la madurez de los guiones. Ese momento crucial sucedió cuando Pixar renovó a Disney y Hayao Miyazaki y su compadre también hicieron lo suyo. Fueron los primeros guionistas que consideraron al niño como un ser inteligente, capaz de leer un guion maduro. El cine necesitó 100 años para descubrir a los pibes. Hablamos de la generación de Ratatuille, Toy Story, Shrek, La princesa Mononoke, El puerquito rosado. Nunca olvidaré la reacción a “Mi hermano Oso” vista en el cine México. Valentina no paraba de llorar. Se ahogaba y rápidamente la acompañamos en las lágrimas por esa historia esotérica y potente.
Yo, en cambio, nunca tuve matinales de animación. En los
teatros de barrio nos íbamos de doblete: una de Charles Bronson y otra de Lee
Van Cleef. Bala corrida en cualquier pueblito del oeste. Era tanto el consumo
de western que una vez le pregunté a una chica que donde vivía.
- En el oeste- dijo
La imaginé bailando en un saloon de Texas o raptada por
los sioux en un paraje solitario de Kansas city.
En semana santa no faltaban las de Cristo. “El Mártir del
Calvario” la han visto todas las generaciones desde 1952 para acá. La primera
vez que la vi, pregunté qué idioma hablaba Cristo. Pues en unas hablaba inglés
y en ésta perfecto españolete.
Mis hijas la disfrutaron tanto como yo a esa edad. “En
verdad os digo…”- sentenciaba Enrique Rambal con sus bigotes peinaditos.
1 comentario:
Todas las infancias son iguales y distintas. Eso suena raro pero es asì. La mia, la nuestra y la de muchos de nosotros que habitamos este chat, es parecida. Vimos mucho cine parecido y casi que a la misma hora y vimos desaparecer muchas salas. Y vimos a Jesus en varios idiomas y lo mejor, hasta en una misma función, vimos a Jesus hablando inglès, mejicano y español de España. Pues nos topamos con un Mártir del Calvario remendado, editado por el proyeccionista. Un señor que fue amigo en la vida real nuestro y que vivìa de proyectar cine en 16 mm en los pueblos. El recuperaba pedazos de peliculas buenos y los pegaba en peliculas donde algunas escenas parecidas desaparecìan de tanto usarlas. Asi vimos a Jesus (y lo recuerdo perfectamente pasar de tener ojos negros en blanco y negro a azules, en largometraje de color y hablando español co zetas para cambiar al gracias Dios mio en el inglés de Hollywood.
El cine de mi infancia en particular, fue una maravilla.
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