La directora del Instituto de Altos Estudios de El Saladito me llama de urgencia para una semana de reflexión y cine:
- ¿Qué tienes para ofrecerme que nos invite al
recogimiento?
- Sí, tengo “La pasión de Cristo” dirige Mel Gibson (a
quien en mi barrio le llaman Melguizo)
- ¿Cuéntame cómo es?
- Al Maestro lo ubican los paracos. Primero lo amarran, y
le dan pata ( lo que en mi barrio llaman una masajeada). Le clavan alambres en
la testa, le sacan un ojo y…
- Noooo, que feo eso es muy fuerte. Dime otra.
- Sí, tengo “La Biblia” dirige John Huston. Dios crea el paraíso. Todo marcha sobre ruedas, la pareja está encima del manzano. Pero Eva es antojada y le pide que la lleve al árbol de papaya que está enfrente. “Pásame al papayo”. Y ahí viene la desgracia. Se declaran desplazados y van errantes. Tienen hijos e hijas pero caen en cuenta que, para poblar la tierra, toca pegarle al incesto..
- No, que feo. Algo bonito
- Bueno, nada mejor que el genio de Martin Scorsese. En “La
última tentación de Cristo”, el Maestro tiene dudas existenciales y se pregunta
¿“Porqué yo”?, ¿“Que he hecho yo para merecer esto?” Y sueña con ser un personaje común
y corriente, pagar arriendo, tener cuenta de Nequi, mercar en Super Inter y tener
hijos con la vendedora de Gane.
- Nooo, que horror un Cristo masoquista! Dame más opciones.
- Si, tengo “El evangelio según San Mateo” de Pasolini.
Al maestro no le gusta la desigualdad, ni las injusticias. Entonces agita las
masas, forma sindicatos y se va con toda a derribar el imperio romano que los
tiene atados.
- No , que horrible. Un Cristo castrochavista! Que
miedo!!. Mejor pensemos en una de Disney. La Sirenita, por ejemplo
- Si, la tengo, aunque la Princesa huele a aceite de
hígado de bacalao
- No importa, prefiero eso a toda esa violencia.
- Amén, mi señora, ya le caigo.
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