Por Alberto Ramos Garbiras.
(Nota del Blogger: Este
texto fue publicado originalmente por el autor en el diario “El Pais” de Cali, hacia marzo
de 1983, lo reproducimos tal cual se publicó en su momento con motivo de los 40
años de la película dirigida por Luis Ospina)
Durante el XXII Festival
Internacional de Cine de Cartagena de Indias, "Pura Sangre" del
director caleño Luis Ospina obtuvo 2 Indias catalina por el mejor sonido, a
cargo P. Pearle y por la mejor actriz Florina Lemaitre. Este largometraje argumental,
sobre el cual existían todas las expectativas para obtener el 1er. premio,
recrea la historia del monstruo de los Mangones que asoló a Cali durante la
década del 60s . Luis Ospina demostró su capacidad creativa pero no logró la
obra anunciada. La historia se cae por la misma pasividad de los protagonistas
y la ausencia de la violencia. El horror, el terror, los nervios crispados, no
existen. Se había anunciado con estos ingredientes y la violencia se esfuma, la
sangre queda reducida en bolsas de plástico. No es que se exija truculencia
,demencia y derroche de efectos especiales, como en "El Hombre Lobo en
Londres" de John Landis o en "Zombie" de George Romero; pero si
un mínimo espectacularidad en la acción. Todo se soluciona con simples cortes
de plano (elipsis).
Facsímil de la publicación original
“Pura Sangre'', recrea
también la a nocturna caleña y la fraseología de personajes medios de la
ciudad, a través de los actores Humberto Arango y Carlos Mayolo. Los
contrapuntos incluidos denotan la
habilidad del director. Es el caso del plano sobre el acuario ubicado a un lado
del escritorio donde el hijo de Roberto Hurtado dialoga con el médico
extranjero sobre él tratamiento curativo a seguir: las transfusiones. Una vez
se explica el método para la sobrevivencia del monstruo, se observa con mayor énfasis
cómo un cofre sumergido en el acuario ,se abre y se cierra, lleno de joyas;
coetáneamente un esqueleto en miniatura se mece con fruición, indican pues
estos objetos el valor del tratamiento y la presencia de la muerte sin lugar a
dudas es un bello contrapunto.
Otro contrapunto
acertado es el del palillo ensangrentado mientras Carlos Mayolo, solicita
sangre, antes de iniciar la racha de asesinatos, afuera en el vehículo lo
espera Luis Alberto García (Adolfo Hurtado), quien al extraer el palillo se da
cuenta de su encía sangrante. Este efecto, también es premonitorio. El plano
medio donde emerge la sombra del monstruo de los mangones, hasta ocupar toda la
pantalla es sin lugar a equívocos de una perfección completa. Lamentablemente
este recurso se utiliza 2 veces más, haciéndole perder el valor inicial dentro
de la totalidad del film.
Gilberto Forero (Mr Fly)
que desempeña el rol del monstruo (según el guion él no sabía que era monstruo
Falencia – Ingenua), posee buena fisicidad, como diría Robin Wood, refiriéndose
a los personajes de Arthur Penn. Ese acertado aspecto físico para el papel, se
pierde con la falta compaginación de su voz para con el personaje enfermo,
acabado, extenuado. El público se ríe cada vez que habla, es una voz vigorosa,
juvenil que aísla y desdobla al personaje. Sin exageración y ánimo
vituperatorio, allí se encuentra la mayor falla. Carlos Mayolo, logró un
personaje cínico y demoledor, aunque se observa muy marcado por el guión.
Dos momentos de la
película nos recuerdan y remiten ineluctablemente a filmes anteriores. Cuando
Carlos Mayolo en su humilde casa, dentro del cuarto de fotografía hace posar a
la niña que vive su primera comunión, el cinismo no se hace esperar y la
remisión a Dios es satírica; esta secuencia es similar a la de "Ensayo de
un Crimen", de Buñuel, cuando Archibaldo induce a Carlota para que rece e
invoque a Dios. Es similar en la forma y el contenido, sólo difieren en la
conducta del personaje. La niña de "Pura Sangre" es inocente e
inconsciente y Mayolo consciente de la fanfarronada; la mujer de “Ensayo de un
Crimen" es consciente de su conducta y de su pre- adulterio, y archibaldo
consciente de la fanfarronada. En ambos films el sujeto activo se burla y el
pasivo difiere pero acata las sugerencias: en ambos está presente el corrosivo
cuestionamiento a la moral-cristiana.
El otro momento lo
encontramos en la escena donde Roberto Hurtado se percata del origen de la
sangre. Posteriormente en disputa con su hijo Adolfo rechaza esa conducta. Esa
ingenuidad del personaje, ese vampirismo indeseado, no consentido, debilita la
"calidad" del protagonista, por lo menos la que debía tener Klaus
Kinski, un vampiro tan débil y humano en "Nosferatu", se deja
extinguir por un rayo de sol para poder lograr el goce sexual con Isabela
Adjani, pero alcanza su goce; el monstruo de Ospina destapa su vulnerabilidad
(enemistándose con su hijo-protector, sin alcanzar el goce (obsérvese que ni
satisfacción erótica con la enfermera, que el espectador imaginaba cuando le
frota los pies); en el vampiro de Herzog existe la recompensa, el vampiro de
Ospina no pide nada a cambio, he allí la gratuidad de su muerte: ambos eran
vitales: dependían de la sangre.
La muerte de Nosferatu
tiene un clima creado (la espera del amanecer), lógico, es el personaje
central. La muerte de Hurtado se produce sin clima suficiente,
desaprovechándose el suspenso. Pero esta falencia tiene inmediatamente su
contraprestación. Al eliminarse el motivo de la hemofilia criminal y cesar los
crímenes, con desfachatez los personajes secundarios instauran la Milagrería
(explicada y justificada en el sermón del entierro, antes no); la suciedad de
sus conductas encuentra allí la máxima expresión, escena que resalta toda la
ingenuidad de un pueblo que pide favores por la exaltación de terceros, pero
que desconoce la proveniencia del "santo". Pueblo desalentado y
famélico que acude a cualquier Dorita(en Piendamo) o, a cualquier Leo S.
Koop(en Bogotá).
Christian - Metz
refiriéndose al concepto de lo verosímil después de la interpretación
Aristotélica, dice... "es verosímil lo que se adapta a las leyes de un
género pre-establecido. En ambos casos, lo verosímil se define respecto a los
discursos, es más, a los discursos ya pronunciados, y, por consiguiente, se
presenta como un efecto de corpus: las leyes de un género se obtienen de las
obras precedentes de dicho género, es decir de toda una serie de
discursos...". (1).
El género de terror ya
con variantes múltiples ha abandonado el desangre natural (Succión), para
abordar el desangre sofisticado (mutilaciones truculentas) y un subgénero como
el horror, que estaría por definirse y adquirir su propio espacio, tiene
inevitablemente que tomar elementos del terror o convivir con él (sucede lo
mismo con el cine de Gánsteres y el cine negro o policíaco); entonces se podría
justificar esa debilidad del vampiro, solamente después de las
desmitificaciones que ha sufrido por ejemplo con un Mel Brooks. Esa sería la
única explicación.
Las declaraciones del
"negro-asesino", están nutridas de un texto acucioso de confesión, e
inteligente del contenido. Allí está condensado todo el humor del director. Es
de una hilaridad total. Lástima que no se haya filmado en betamax, para darle
al espectador la presencia de la verdadera entrevista, y no tener que acudir al
desplazamiento de la cámara desde atrás del televisor. Lo mismo con las
declaraciones del reportero Ramiro Arbeláez.
Indudablemente
"Pura Sangre" funcionará en el mercado colombiano y en el mercado
latinoamericano, pero es una película que no trascenderá en el mercado
internacional, no por herodianismo hacia las producciones de terror de "La
Universal" sino por carencia de terror. De todas maneras es una película
talentosa y de buena factura, atravesada por un humor corrosivo.
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(1) Christian Metz.
"El decir y lo Dicho en el Cine". Escrito insertado dentro de la
compilación "Problemas del Nuevo Cine". Alianza
Editorial. Madrid 1971. Página 46.
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