martes, 8 de noviembre de 2022

GOLES EN CONTRA: COMENTARIO DE ALGUIEN QUE NO LE JALA AL FÚTBOL

 

Dejé de ver fútbol hace mucho tiempo. Estando en la primaria de la escuela San Roque, disfruté del amague de Willington Ortiz al Pato Fillol. Y ahí me quedé. Hasta la gorda Matosas quedó descaderada esa noche. Pertenezco a la generación que nunca había visto a Colombia en un mundial. De manera que Italia 90 fue el bálsamo del retorno.

" GOLES EN CONTRA" , miniserie de 6 capítulos, abarca un periodo de tiempo convulso ( existe algún periodo de nuestra historia que no sea convulso?) . Va desde 1987 cuando Francisco Maturana asume la dirección técnica del Atlético Nacional hasta el 2 de Julio de 1994 cuando asesinan a quemarropa a Andrés Escobar. Siete años donde ocurrió de todo. El Eme hizo la paz, volaron El Espectador, volaron el avión de Avianca, murió la vieja Constitución, nació la nueva, mataron a los candidatos que habrían podido cambiar a Colombia, masacraron a la UP, vino Yair Klein. En fin.

FUTBOL Y BALA

Hay un documental que me gusta mucho, “La patada final” ( 1994), donde 40 cineastas cuentan lo que sucede en sus respectivos países mientras se está jugando la final de la Copa Mundo USA-94. En sitios remotos de Rusia, Los pirineos, Irán, los andes bolivianos…Pero el segmento de Colombia rompe con todo: Víctor Gaviria no muestra a la gente frente al TV, sino que va a la escena del crimen de Andrés Escobar.

“Goles en contra” cuenta un desenlace que ya conocemos. El asesino es el lavaperros. El héroe muere acribillado. El capo muere acorralado en un tejado. Ya conté todo y, sin embargo, el guion te atrapa. ¿Cómo lo hace? Porque “Goles en contra” no es una miniserie sobre el futbol, sino sobre un país que cuenta muertos como quien canta goles. El futbol es el pretexto para llevarnos a la fosa común.

Las élites lo saben, de manera que desde tiempos remotos se lee el mismo titular: “La selección mantiene al país unido”. Los que nos dividen son las élites.

Me late que de todas las subtramas la más fascinante es la de Maturana. ¿Lo puedo comparar con Valdano, a riesgo de aparecer flotando en el rio Cauca? Si, ya sé que los sabios del Face me gritan que Valdano fue campeón mundial y es literato fino. Pero Maturana, le cambió la mirada al futbol. “Se juega como se vive”, “Perder es ganar un poco” Aristizábal es el mejor jugador del mundo sin balón”. En medio de sus dichos, el odontólogo es sabio y sobrio, en un país donde escasean esas dos virtudes. Y el actor logra un perfomance perfecto. La mirada, el verso, la idea de que la selección representa a las  regiones de acuerdo a la geografía: paisas conservadores van para la defensa, los alegres costeños ponen la gambeta, los pujantes vallunos van adelante como una tromba.

“Goles en Contra” nos deja una lección amarga: Colombia es un país delirante. Eso ya lo sabíamos gracias a Gabo, A Victor Gaviria  y a otros.  Pero el delirio aquí es como lo decía Lacan: “es así el intento de curación del sujeto como respuesta a lo real del lenguaje”. Ya ven, Maturana intentó racionalizar la locura, moldear la tragedia.

BOMBA CAMARÁ

Los realizadores se la juegan con la cámara cenital. Con ello, se ahorran el plano multitudinario al estilo El secreto de sus ojos” o Invictus”. Combinan la crudeza del noticiero con la ficción de los personajes: ¿al que vemos es al malogrado Felipe Pérez o al “Torito” Cañas? ¿La gerente del equipo, está inspirada en una legendaria dirigente caleña?

Los personajes viajan en medio de los vasos comunicantes de la realidad y la ficción. No hay nada más ficcionado que el noticiero nacional. De ahi, nos queda la amargura de la repetición. Al final sólo cambiamos de cartel, porque al igual que el personaje de Luchino Visconti: “hay que cambiar para que todo siga igual”. Y, en la secuencia final, el proceso ocho mil siguió la cosa igual (o peor).

 

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