Por: Jaime Alberto Urazán
(Nota del Blogger: Un pana cinéfilo , fundador de "Cine Ojo" en Cali, nos envía esta nota a raiz de la muerte del maestro Jean-Luc Godard)
Es que no pueden ni siquiera llegar a lo que hicieron
Jean Paul Belmondo y Jean Seberg. Ni los hermosos desnudos de la actriz
francesa, ni la pinta de Gere alcanzan el refinamiento del trabajo de Belmondo
y mucho menos el de la diva norteamericana, cuya vida terminó en tragedia. Su
trabajo es fascinante y consistente durante toda la película, dando fuerza a la
historia.
Aunque Richard
Gere consigue crear un personaje creíble y consistente, está muy amarrado al
cliché norteamericano del “rebelde” con o sin causa. El gag en la universidad
es una exageración que en realidad fastidia en lugar de divertir. Belmondo, el
feo, podría ser un bandido colombiano o norteamericano, su actuación no tiene
las barreras de la nacionalidad, ni la del tiempo. Sigue creciendo con el paso
de los años. Es algo que se construye y se conserva, la eternidad de un
personaje que puede llegar a ser icónico.
Uno podría pensar que el remake de esta joya puede
apuntalarse en la utilización del color. Pero se pierde la posibilidad de tomar
la belleza de los paisajes californianos que tienen la costa y las montañas y
los bellos pueblos costaneros en los cuales habría sido mucho más rico
visualmente un Porsche soltado a toda velocidad en las curvas de algunas
carreteras estrechas de las montañas a la costa californiana. Por otra parte,
las escenas urbanas a pesar de la acción de la persecución que se subraya en la
versión norteamericana hacen ver muy pobre a Los Ángeles ante la sublime París,
muy bien aprovechada por la película dirigida por el gran Godard.
El guion llevado a la pantalla es muy similar. Se habla
de México en lugar de Italia. Los autos son espectaculares repitiendo el bello
T-bird. Se subraya las escenas eróticas y los desnudos. Pero se llega al límite
del melodrama en la relación de Mónica con el bandido de poca monta, cayendo de
nuevo en el cliché del cine norteamericano, que se ha visto repetidamente en
películas como El Graduado o en An officer and a Gentleman. La secuencia de
Jean Paul Belmondo caminando moribundo en una huida sin posibilidades del acoso
de los policías trató de ser superada por la danza de Gere, que de manera
acrobática se agacha a tomar el arma. A pesar de su espectacularidad no logra
causar el impacto del bandido sin futuro que cae ante las balas de la policía.
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