76 Ediciones completó Cannes este año. Repasando su historia, es el festival que mejor mide el espíritu de los tiempos. Fellini, Buñuel, Visconti, Orson Welles, Antonioni . Premiados de la vieja guardia.
Haciendo doblete Kusturica,
Loach, August, Haneke, Los hermanos Dardenne, Ruben Öslund ( que este año
presidió el jurado)
Si usted repasa esa
historia septuagenaria del festival, encontrará obras maestras indiscutidas
como Viridiana,
El
gatopardo , Blow up. También quedará desconcertado con películas que no
lograron superar el juicio de la historia. Caso “Sexo, mentiras y video” y
alguna otra. Pero, eso sí, cada época marcó una Palma de Oro. Así, un
historiador puede hablar de los 70’s del siglo XX pensando en Taxi
Driver, La conversación o el Tambor de hojalata. Los 90’s con Pulp
Fiction, El piano y la maravillosa Barton Fink.
En el nuevo siglo con La
cinta blanca, Sueño de invierno o la vida de Adele.
Pero, detengámonos en
las últimas tres Palmas doradas: Titane ( 2021), El triángulo de la tristeza (
2022) y Anatomía de una caída ( 2023).
Titane es completamente fantástica, El triángulo de la tristeza
completamente surrealista y Anatomía de una caída vuelve al
realismo puro y duro.
Justine Triet , levanta su Palma de Oro
II
Pero la cosa sigue de
largo. Pone sobre el tapete la relación de la vida del artista con su obra. ¿Toda
obra es autobiografía? ¿Se puede tomar la vida del artista para interpretar su
obra o su obra nos muestra los defectos del artista?
¿Por ejemplo, si la
esposa de Stephen King apareciera muerta, sin más testigos que el escritor,
inmediatamente buscaríamos en sus libros algún pasaje donde un personaje
asesine a la esposa? ¿Lo podemos incriminar al considerar que el pasaje
literario es una especie de planeación del asesinato?
“Anatomía de una caída” disecciona
con precisión quirúrgica la caída del muerto. Unos 10 metros. Esa caída que en
la vida real no debe durar más de 25 segundos, pone a tambalear a los
personajes durante un año. Y a nosotros nos agarra durante 150 minutos.
Dos antecedentes
sabrosos se me ocurren: “Bajos instintos “ (1991) y “Una
pura formalidad” ( 1994). En la primera, Paul Verhoeven nos pone a
dudar si la escritora mata en sus novelas y en la vida real. “Si ella mata en la ficción no tiene
necesidad de matar en la vida real, puesto que ya sublimó esa fijación”- me
dijo, esa vez, mi profe de psicoanálisis.
La de Tornatore es más
compleja. Todo sucede en la comisaría durante una noche. El detective,
interpretado por Roman Polanski, está convencido de que escritor de novela
policiaca ( Gerard Depardieu) asesinó a su esposa. La prueba? El escritor es
experto en personajes retorcidos que planean siempre asesinatos perfectos.
“Anatomía de una caída” ya
ingresó al panteón de las películas de tribunales tipo “12 hombres en pugna”
pero no se queda ahí. Analiza, disecciona y clasifica esa cotidianidad del
matrimonio. Una vida cotidiana en la que todos convivimos y que no sabemos si algún
día se expondrá públicamente como a la escritora protagonista. Johnny Deep se
debe estar rascando la cabeza.
1 comentario:
Buen análisis. El niño es un protagonista excepcional. Piensate escribir algo de él
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