“Delicioso” dirigida por
Eric Besnard, nos cuenta un momento clave del estómago humano: el momento
exacto en que a un visionario se le ocurrió abrir el primer restaurante y
vender un corrientazo al medio día. Hoy, es un emprendimiento usual : comprar
mesas y sillas y ubicarlas en el andén. Poner a funcionar la cocina familiar
para ganarse unos pesos. Pero, ¿cómo empezó la cosa?
La verdad, es que desde
1765 fueron apareciendo los almorzaderos en Parìs y luego se extendieron por
toda Francia. Fueron 15 cocineros que tenían una cosa en común: todos habían
sido echados de algún castillo ricachón. Y ahí es donde “Delicioso” adquiere
actualidad. Es imposible no hacer un paralelo con nuestros países. Muy parecido
al hastío que generaba la tal nobleza francesa ( arbitraria, parásita, ladrona)
Pierre es un chef que lo
dio todo para agradar a su jefe, el duque de Chamfort. Los castillos se habían
convertido en sitios donde se gastaban los impuestos de la gente en
extravagancias. Y la plebe lo sabía por boca de la servidumbre. ¿Se les hace
parecido?
- Todo cine es político,
incluso las películas que pretenden no serlo - me dijo Costa-Gavras una vez
comiendo un corrientazo en un “paladar” habanero.
La pelicula aporta un
dato inèdito de la Revolucion francesa, esto es, el papel que jugaron los
restauranteros en la concientización de la gente. El restaurante casero como
foco de descontento.
“Delicioso” nos incita a
comer sabroso y a cuestionar a esa élite glotona y parásita que nos tiene
estancados en la edad media.
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