Fotografías y entrevista : José Urbano |
Latinoamérica ha subido al podio de los premios Oscar (en la categoría de Mejor película extranjera) solo en dos ocasiones. Y las dos, con películas argentinas. La primera fue “La historia Oficial”de Luis Puenzo en 1985 y la segunda, “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella en 2010. El triunfo se convirtió en epopeya porque el voto finish proyectaba a “La cinta blanca” de Michael Haneke como la más segura ganadora. “ Haneke venía de triunfar en Cannes y en los Globos de oro, traía todo el impulso- agrega Campanella- y a mí me parece una gran película antifascista”
Ambos retratan, desde ángulos diferentes, el nacimiento del fascismo. Haneke en Austria y Campanella en Argentina. Los dos hacen cine político sin demagogia y con un sentido del cine al mejor estilo clásico. Aunque Campanella , por sus orígenes italianos, es un romántico empedernido. “Acertaste- dice mientras sonríe-, admito la influencia de toda la literatura romántica existente, en especial ese libro monumental de Gabo “El amor en los tiempos del cólera”. Cuando ingresé a estudiar cine en Nueva York, conocí libros que en Argentina no me había dado a la tarea de leer porque estaba muy chico o por la dictadura. Y también una película que me marcó profundamente como “Nos habíamos amado tanto” de EttoreScola”
Juan José Campanella ha venido al XII Festival de cine de Santa Fe de Antioquia acompañado de toda su familia. Es su primera vez en Colombia y, como buen cineasta, es buen observador. Le deslumbra la belleza de la ciudad. “Me gustan más los festivales chicos donde hay contacto y diálogo. Los Festivales de alfombra roja crean una distancia enorme entre los artistas y la gente”
Ha sido una semana intensa, llena de entrevistas, cámaras y fotografías. Campanella los torea a todos con una amabilidad a prueba de balas. “El Premio Oscar ha incrementado el número de entrevistas”- dice con la modestia propia de quien ha dirigido películas tan humanas como “El Hijo de la novia”, “La luna de Avellaneda” y “El mismo amor, la misma lluvia”
Ambos retratan, desde ángulos diferentes, el nacimiento del fascismo. Haneke en Austria y Campanella en Argentina. Los dos hacen cine político sin demagogia y con un sentido del cine al mejor estilo clásico. Aunque Campanella , por sus orígenes italianos, es un romántico empedernido. “Acertaste- dice mientras sonríe-, admito la influencia de toda la literatura romántica existente, en especial ese libro monumental de Gabo “El amor en los tiempos del cólera”. Cuando ingresé a estudiar cine en Nueva York, conocí libros que en Argentina no me había dado a la tarea de leer porque estaba muy chico o por la dictadura. Y también una película que me marcó profundamente como “Nos habíamos amado tanto” de EttoreScola”
Juan José Campanella ha venido al XII Festival de cine de Santa Fe de Antioquia acompañado de toda su familia. Es su primera vez en Colombia y, como buen cineasta, es buen observador. Le deslumbra la belleza de la ciudad. “Me gustan más los festivales chicos donde hay contacto y diálogo. Los Festivales de alfombra roja crean una distancia enorme entre los artistas y la gente”
Ha sido una semana intensa, llena de entrevistas, cámaras y fotografías. Campanella los torea a todos con una amabilidad a prueba de balas. “El Premio Oscar ha incrementado el número de entrevistas”- dice con la modestia propia de quien ha dirigido películas tan humanas como “El Hijo de la novia”, “La luna de Avellaneda” y “El mismo amor, la misma lluvia”
Luego de estudiar cine usted se enfrenta a una película tan extraña como “El niño que gritó puta” y a otra en inglés como “Ni el tiro del Final”…
Bueno “El niño que gritó puta” yo la quiero mucho pero no tiene mi voz, es decir, era enfrentarme a mi primera película sin mucha experiencia y vale como un intento. “Ni el tiro del final” estaba basada en el escritor argentino José Pablo Feinmann. Ésta última me dejó una fobia inmensa de trabajar en Hollywood. Luego de este periodo caí en una profunda depresión de la cual me sacó el cine argentino.
Usted estudia cine en Los Estados Unidos. Se inicia allá y luego vuelve a trabajar en las entrañas del monstruo en series de televisión (La ley y el orden , el Dr. House, entre otras )…
No, lo de la televisión estuvo siempre. De eso he vivido y además estoy agradecido porque me brindó la posibilidad de trabajar con grandes actores, también me dio oficio y disciplina. Además creo que las serie televisivas norteamericanas se encuentran a años luz del cine americano. En las series se trabajan mejor los guiones, se busca sorprender, se busca humanidad, hay un exaltamiento del buen diálogo. En el cine americano de hoy, hay un desprecio al diálogo y a la sorpresa. Lo peor es la comedia que se hace hoy. Después de un periodo deslumbrante con Billy Wilder, Lubitsch, Capra, hasta los tres chiflados. Conocen ustedes a los tres chiflados?
Claro, yo por ejemplo, me crié viendo a los tres chiflados…
Me sorprende porque en Italia y España no los conocen. Considerar que una película de Jennifer Aniston es mediocre es hacerle una alabanza. Son realmente una basura. No despiertan ni una sonrisa y no entiendo la mente que las produce.
Al igual que Fernando Trueba, usted tiene una añoranza por el Hollywood clásico ahora que menciona a Wilder y Lubitsch…
Es cierto, aunque hay que mencionar también a Frank Capra con una de mis películas favoritas como es “Que bello es vivir”. Me parece que la década prodigiosa del cine americano es la década del 70. Y por otra parte la comedia italiana a la que quiero mucho y me dio las bases para escribir los guiones que escribo. Es mi voz.
Una vez, ganado el premio Oscar, que le falta al cine latinoamericano?
Eso tan lindo que ha logrado la música y la literatura no lo ha logrado el cine latinoamericano. Se habla mucho de la unidad latinoamericana pero no es más que un intercambio de autopartes. Nuestros líderes no tienen mucho aprecio por el cine. Yo en Argentina, salí de la secundaria con un montón de información sobre los fenicios y sin saber nada de los colombianos. Mientras la educación le brinde más importancia al imperio romano que a los vecinos, nuestra unión y nuestro conocimiento de amigos será un fracaso.
“El secreto de sus ojos” es una de las películas políticas más radicales que se han realizado en los últimos años, sin tocar directamente el tema de la dictadura…
Tanto el libro como la película se inician en el gobierno democrático de Isabel Perón. En Argentina, ahora hay una reescritura de la historia. Los chicos creen que la barbarie empezó con los militares. Creen que solo un gobierno militar es capaz de la persecución política. Esto no es así. Esto empezó con los gobiernos democráticos, prácticamente te diría que desde el 26 de Mayo de 1810. La democracia nunca ha sido garantía en Latinoamérica de respeto al opositor.
No hemos hablado de “Casablanca” de Michael Curtiz..
Acertaste de nuevo. Mi modelo en “El secreto de sus ojos” fue “Casablanca” en el sentido de que tiene como contexto la II Guerra Mundial pero no es una película sobre la guerra. Y en mi película nos enfrentamos al asunto del balance: hasta qué punto queríamos mostrar el tema político. Si vamos más allá en lo político vamos a querer saber más y nos vamos a quedar en las matanzas. El dilema era entonces: ni poco porque la gente se quedaría despistada, ni demasiado para que despertara la necesidad de saber más aún.
Bueno, no quiero terminar sin hablar del famoso plano secuencia de “El secreto de sus ojos”, la escena más maravillosa de toda su filmografía…
De hecho, le mostré al equipo técnico “La soga” de Hitchcock y le dije: “eso es justo lo que no haremos”. No quería encadenar las escenas tomando el cofre o la espalda de un actor como lo hizo Hitchcock. Me encanta el plano secuencia porque hace que el espectador se sienta allí mismo, que se encuentre adentro de la película. La vida es un plano secuencia. Entonces la filmamos con unos medios limitadísimos. No tenía más que 150 extras y tres días para filmarlo. Si lo hubiese filmado de la manera convencional podría haber llevado dos meses.
El espectador se siente en medio de la escena como si estuviese correteando a este tipo por todo el estadio. Finalmente, son 8 tomas distintas que están unidas de una manera imperceptible.
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