Steven Soderbergh es uno de los directores que mejor combinan lo experimental con la industria. Trabaja en el corazón del Hollywood Babilonia y aun así, es capaz de trabajar como cualquier amateur de experimentos: películas y series con IPhone (no tiene problema con los formatos) o con un equipo de rodaje de tres personas: cámara, boom y sonidista. No olvidéis que este director predijo tal cual la actual pandemia en “Contagio”. Y la prensa lo alaba como un Nostradamus del siglo XXI
Su última locura es “Let
Them All Talk” con tres damas de la actuación: Meryl Streep, Candice Bergen y
Diane Wiest. Las tres cuchas más soyadas del cine. Y el cuarto protagonista es
el inmenso crucero Queen Mary 2, una ciudad flotante que viaja de USA a Gran
Bretaña.
¡Un rodaje de 15 días
para un largometraje! Y la cosa fluye a medida que el aparato atraviesa el
mundo. No había guion solo una sinopsis y algunos perfiles de cada personaje.
Los actores tenían que improvisar según la idea y el mismo Steven manejaba la
mini cámara que puso de moda la Arriflex en la película de Sam Mendes ( “1917”). Una camarita ultraliviana y los dos sonidistas
con estricto smoking.
Steven se sale con la
suya, en este bello encuentro sobre el universo de una escritora que vampiriza
a sus amigos para armar sus personajes, que no encuentra inspiración y que
lucha con la enemistad y la muerte. Todo eso en un crucero de millonarios y
disimulando para que los pasajeros no se dieran cuenta que filmaban una película
maravillosa.
La gran Meryl nos
regala bocadillos como éste:
“La atracción hacia alguien es la fuerza que mueve al Universo, de verdad. Es como la gravedad o la atracción de los polos o lo que impulsan las mariposas monarca al cruzar el mundo volando. Si te sientes atraído hacia una persona de corazón, la miras y sientes que ves su alma, eso nunca será malo. Queremos vivirlo y debemos saber atesorarlo. Somos afortunados de gozar ese sentimiento”.
Y ésta otra perla:
“Creo que tal vez
traicionamos a las personas que más queremos porque tenemos la expectativa del
perdón. Con las personas a las que no conocemos bien, a las que intentamos
seducir o impresionar, somos más cariñosos, según mi experiencia”.
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