viernes, 1 de marzo de 2019

FIRST MAN: mi viaje personal a la luna


Nota: Con motivo del estreno de First Man , dirigida por Damien Chazelle y sus 4 nominaciones al Premio Oscar, estas fueron mis impresiones inmediatas al terminar la proyección.

Que un ser humano igual a uno, saliera disparado para la luna, fue el suceso más espectacular de mi infancia. En el barrio solo había 4 televisores. Eran de cuatro patas y, claro, a blanco y negro. De los 4, el taquillero era el de Doña Lola Montes. No solo por el tamaño sino porque tenía una sala amplia y unos sofás donde daba gusto dormir si la película era mala.
Existían dos formas de apreciar la pantalla chica: parado en la ventana o ingresando a la sala de Lola. La primera era gratis pero la ventana indiscreta se encontraba a la intemperie y se tenía el agravante de cuidar el puesto a toda costa. La segunda era mejor, VIP como se dice ahora, pero costaba 4 centavos (Un billete largo si tenemos en cuenta que el sueldo mínimo rondaba los 512 pesos.)
Se anunció que el superpájaro Apolo 11 zarparía el 16 de Julio. Ya la prensa nos había contado que los rusos habían enviado, sin mucha fortuna, a una perrita, pero los gringos si habían tenido éxito con el famoso chimpancé Ham, quien murió de viejo y rodeado de la familia en 1983.
El caso es que estamos en Julio 16 de 1969. Al recreo, en la escuela San Roque, mirábamos hacia el cielo para divisar al Apolo, en la infinita lejanía. Algunos profesores desconfiaban del asunto: “Es imposible llegar hasta allá, todo hace parte de un montaje de Hollywood”. Y las sospechas se encontraban cimentadas en que “2001 odisea espacial” se había estrenado el año anterior. Y allí, Stanley Kubrick se daba un banquete con los efectos especiales. Ya nada era imposible para Hollywood de manera que la idea del fraude no era paranoia. Para los más escépticos, el fraude era motivado por la presión de ganarle a los rusos. Nada más.  

Cuatro días se demoró el aparato en llegar a la luna, aunque el 21 de Julio pisaron la superficie Neil Amstrong y Aldrin. Y acá abajo uno se preguntaba: ¿Que hizo la tripulación durante el viaje? ¿Cómo se alimentaron? ¿Fueron al baño? ¿Se cepillaron los dientes?
Kubrick en el set de 2001 Odisea espacial
Inravisión, el instituto de televisión, anunció que transmitiría la llegada de los astronautas vía satélite. El problema ahora consistía en conseguir los 4 centavos de doña Lola.
Aparte de los profesores, los papás de todo nosotros cuestionaban el costo del proyectito: $20.400 millones de dólares de aquel entonces! Con eso se combate el hambre en el mundo, decían, se construyen miles de universidades y sobra para pavimentar nuestro barrio.
Doña Lola, se frotaba las manos con el aluvión de reservas que le llegaban a diario. En un gesto de generosidad, o de marketing como se dice ahora, anunció que quien pagara por anticipado tendría derecho a crispetas y limonada.

La tripulación llegó según lo prometido. El televisor de doña Lola dio cuenta de los pasos que dio Armstrong y del tiempo que se quedaron en picnic:  21 horas 36 minutos 20 segundos. Nos abrazamos en aquella sala como si los astronautas fuesen de la familia nuestra o como si la selección Colombia hubiese derrotado al Brasil de Pelé.

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