sábado, 6 de agosto de 2011

"Oiga Vea" : Los 50 años de un documental caleño ( II Parte)

Esquina de la Carrera 40 Calle 16  del Barrio El Guabal tal como se ve hoy, 50 años después.
EL CINE GUABALOSO
Los jóvenes directores Carlos Mayolo y Luis Ospina llegaron al barrio El Guabal, de la ciudad de Cali, el 3 de Agosto de 1971 a las 9 de la mañana. Mayolo era un cineclubista consumado. Carretos en mano se paseaba por sindicatos, plazas, parques y barriadas proyectando cine ruso, neorrealismo italiano y cinema novo. Ospina estudiaba cine en la prestigiosa UCLA donde Jim Morrison y demás cachorros se preparaban para arremeter contra la industria de Hollywood.
Ospina se encontraba de vacaciones, Mayolo siempre andaba en vacaciones. “Oiga, Vea” se había convertido en su segundo proyecto compartido (su primera co-dirección había consistido en incendiar juntos la loma de las tres cruces 10 años atrás).
Llegaron a la caseta comunal ubicada en la esquina de la Calle 14 con Carrera 39. Llevaban una cámara Bolex 16 m.m -de cuerda- y grabadora Nagra con sincronización deficiente. Mayolo, que era más entrador, preguntó por una familia que fuera numerosa, que botara corriente y que le diera duro al gobierno. Y eso, como para que sería”?- le preguntaron.
- Estamos haciendo una película- contestó orgulloso-, es para entrevistarlos.
La señora los mandó directo, tres cuadras mas abajo, a la esquina de la calle 16 con carrera 40. Era la casa más fea del barrio, rodeada por una cerca de latas de guadua y forrada en esterilla. La puerta principal, tipo garaje doble, había sido construida con tinas de petróleo despachurradas, al estilo de las tapas de coca-cola para hacer sonajeros.
El casting no los defraudó: El viejo tenía 55 años, integrante activo del sindicato del Municipio, vigilante de profesión, carné del Partido Comunista. El hijo mayor había estudiado en Santa Librada College y las tres hijas militaban juiciosamente en la Juventud Comunista. Como valor agregado se encontraron en el patio con dos caballos y una mula: durante los fines de semana la familia entera se entregaba al oficio de la carretilla.
- Creímos que filmarían un western- dice Gustavo Grisales, quien tenía 7 años entonces- Esperábamos bala corrida con los caballos y la mula. No se olvide que en esa época los matinales infantiles no eran dibujitos como ahora.
- Los filmadores eran peludos y tenían cara de inteligentes- anota Bertha de Rodríguez fundadora del barrio
- Hoy en día ver una cámara por allí, filmando, es lo mas natural del mundo- afirma Nelson Palta- pero en el año 71 era muy extraño. Los tipos parecían caídos de otro planeta.

Entrevistaron, filmaron y se fueron con rumbo desconocido. Al año siguiente, en Agosto mismo, volvieron sonrientes. Traían dos carretes de 16 m.m bajo el brazo y un proyector Bell & Howell. Una sábana recién lavada sirvió como telón para el estreno mundial del documental “Oiga, Vea”. Lo demás es historia. 

Ver la primera parte en: 


1 comentario:

Florida 756 dijo...

Quién con esta narración no se va a motivar a ver "Oiga vea"? Pa'llá es que voy a alquilarla🤩