Estudiando en la escuela primaria, cayó a mis manos una versión ilustrada de “Piel de Zapa” la novela de Balzac. Cada vez que el protagonista tiene un deseo (cualquier deseo, no solo desear a la mujer del prójimo, podía desear un helado, por ejemplo) entonces la piel del animal que ha encontrado, se encoge y a él se le encoge la vida. Yo sufrí cada página para que ese pobre hombre no deseara tanto , porque se le iba acabando la existencia.
Ya después en el teatro Alameda disfruté “Cocoon” la
historia de los veteranos que rejuvenecen y recuperan las rodillas, la vista y
la potencia sexual veinteañera.
II
Podría seguir enumerando referencias a las cuales me
llevó el visionado de “La sustancia”, película que ganó el premio a mejor guion en el
pasado Festival de Cannes. Referencias claras al Kubrick de “Resplandor “
, al Terry Gilliam de “Brazil”, al Wilde de “El
retrato de Dorian Gray”, al
Cronenberg de “La mosca”, al Zulawski de “Posesión”.
El diseño de producción es una locura: un apartacho loft, que es un laberinto hecho a imagen y semejanza del laberinto Kubrikiano, unos espacios blancuzcos que recuerdan al bar lácteo de “La naranja mecánica”. Primeros planos que recorren sin ambages toda la piel de las actrices, centímetro a centímetro.
Los personajes habitan unos espacios que son como estudios de
cine, donde todo queda cerca. Hay decorados anacrónicos, sin embargo, hay
WhatsApp al uso. Un detalle interesante: los personajes masculinos son líderes,
pero lideres tontos, ensimismados en un mundo de caricatura que ellos mismos
han construido.
III
Ahora sí, vamos a la sustancia de la película “La sustancia”.
En la sociedad del espectáculo, la mujer tiene fecha de caducidad. Una
actriz tiene menos posibilidades de trabajo llegados los 40 años de edad. Y
sucede en muchos ámbitos laborales. Las redes sociales lo que han hecho es
incentivar la fuente de la eterna juventud. Meterle el freno al deterioro, la
sociedad del filtro.
Y es ahí, donde la brillante directora Coralie Fargeat
pasa derecho por la serie B, la serie Z , el body horror, la monstruosidad , para
plantearnos el eterno femenino. “La
sustancia” es una película de mujeres luchando con un entorno
que las quiere cancelar.
También se me vino a la cabeza “Sunset Boulevard”
, una de mis películas favoritas de todos los tiempos. En 1950, Billy
Wilder realizaba una crítica radical a la vejez de una estrella de cine,
apagada. Pero Coralie Fargeat, no se pone con sutilezas. Pasa por lo grotesco,
los desnudos frontales y mete miles de espejos en todos los sets para decirnos
que el cuerpo de la mujer , así se duplique, no es un botín de guerra.
PD: Uno de los encantos de la película es el casting.
Demi Moore , la actriz veterana que busca la fuente de la eterna juventud y la
bellísima Sarah Margaret Qualley ( hija de la leyenda Andie MacDowell )