Que una
empresa privada realice un spot-largometraje
para vender su producto es lo normal en un mundo dominado por el mercadeo. Que,
a su vez, tenga la simpleza de un culebrón es lo normal para llegar a un público
amplio. Lo que sorprende es el apoyo
entusiasta de los dueños de la distribución y el negocio disfrazado de amor
patrio.
Si por
algo sobresale el mandato de George Bush Jr. es por haber legalizado el Estado Corporativo. Rápidamente la idea fue ampliada al mundo entero, al punto de no
saber dónde termina lo público y donde empieza lo privado o donde lo privado se
devora a lo público.
II
Alguna
vez le preguntaron a un director colombiano porqué contaba historias con tanto malandro, a lo que el artista contestó: “La
bondad no es fotogénica” A renglón seguido aclaraba que la bondad funciona
en la publicidad pero como él no era publicista ,no le llamaba la atención.
Ponía como ejemplos sus películas favoritas y en ninguna sobresalía el final
feliz. En ninguna se retrataba la bondad. El ejemplo extremo es la sagrada
Biblia donde abundan los mandobles y las traiciones. “El final de la Biblia es el más duro de todos”- remató.
“Ciudad delirio” se mueve con tanta bondad que
es difícil creerla o digerirla. Algunos críticos se han mostrado molestos
porque es la típica película de encargo. Pero muchas obras se hicieron por
encargo y terminaron siendo obras maestras. Se me ocurre pensar en Dostoievski,
a quien le dieron plazo perentorio de 21 días para entregar el manuscrito de “El Jugador” (también pienso en todos los óleos pintados para vanidad de la realeza)
Para
que aflore este milagro deben suceder dos cosas:
1.
El encargado debe tener libertad total.
2.
El encargado debe tener un universo propio y así acomodar el guion a sus
propios fetiches.
Si en “Ciudad Delirio” se dio el primero,
lastimosamente no se dio el segundo. Chus Gutiérrez es una directora muy malita
dentro del concierto español. Quizás en manos de otro director la cosa habría
funcionado. Aunque con un guion tan arquetípico, donde no hay personajes
inolvidables, ni siquiera hay subtramas llamativas, hasta el cineasta mejor
dotado habría patinado.
III
De
todas maneras hay directores que hicieron de la bondad su estandarte. Pienso en
Bresson( quien “comulgaba antes de filmar
un plano”- a decir de Carlitos Mayolo) o en Terrence Malick rescatador del
panteísmo Prehispánico.
Quizás
lo bonito o la bondad de una ciudad como Cali requiera de un tratamiento menos
vacío, menos adornado de mujeres sin par. A “Ciudad delirio” solo le
faltó decir que el Motel Kiss me era
ejemplo arquitectónico de Colombia para el mundo.
Algunos
espectadores han definido la película como un pastel. Yo creo que es una donut
en almíbar no apta para diabéticos.