sábado, 7 de mayo de 2011

FERNANDO TRUEBA PASO POR AQUÍ: EL DIRECTOR QUE NO DICE ACCION

Nunca pronuncio en un rodaje la famosa palabra “acción!!” , porque pierdo concentración. Estoy pendiente del resto: el cuadro y el actor. Lo que si me gusta decir es “Corte” pues espero al final una improvisación o una frase espontánea. Fernando Trueba lo dice con voz ronca y pausada. Mueve los ojos en un tic tac. Nunca se sabe para donde mira realmente porque cada globo ocular tiene su propio radio de acción. El estrabismo Truebiano es un arma para despistar al contertulio. Ya en el “Diccionario de Cine” ( Editorial Galaxia Gutemberg) Trueba advierte que John Huston había intentado hipnotizar a J.P Sartre sin éxito porque “el colmo de la pretenciosidad es pretender hipnotizar a un estrábico
II
Trueba ha venido a Cali al evento “VASOS COMUNICANTES: DIALOGOS DE CINE” . Es la semana del 12 de Octubre. También están presentes Ciro Guerra, Nicolás Buenaventura, Alonso Torres y el cubano Luciano Castillo.
Trueba reivindica su condición de cinéfilo antes que la de realizador: En un rodaje no se aprende nada de cine. Es viendo películas, saboreándolas.
Se pasea a lo largo y ancho de la historia del cine. Va de Renoir a Berlanga. De Billy Wilder a Azcona. Incluso se detiene para hablar de Salvador Dalí (“Un lameculos y pésimo pintor, vamos” ) y de Pepín Bello , el confidente de la plana mayor del surrealismo. A quien Buñuel, Lorca Y Dalí le contaban las intimidades.
Trueba ha sido, toda la vida, amigo de ancianos. Muchos de sus compadres le doblaban o le triplicaban la edad. Se hizo amigo de Pepín Bello cuando éste superaba los 90 años y juntos se pegaban monumentales borrachera. “Pepin me enseñó que el secreto de la longevidad radicaba en dos cosas fundamentales: nunca trabajar y nunca casarse
Para Trueba los amigos lo son todo, incluso recuerda que siendo un chaval terminó siendo amigo del gran Bresson. A los 17 años yo me la pasaba metido en el cine. Tenía un amigo macarra, de esos que roban coches y tal. Un día, caminando hacia el cine me lo encuentro. El chico se me pega pero le insisto que esa película no es para él, que se va a aburrir. Le digo que es una película de Robert Bresson llamada “El condenado a muerte se ha escapado”. El titulo le entusiasma. Yo me la estaba repitiendo y a él le encantó la película. Me pregunta que si he visto más películas del tal Bresson y le contesto que me las he visto todas”.
- Bueno y porque no le buscas?
- Porque no sé donde vive, hombre, que le voy a decir?
- Pues lo ubicas en la guía telefónica y le dice cuanto lo admiras..
- Pero mira- le digo muerto del susto- debe haber muchos Bresson en Paris.
- Los llamamos a todos- insiste
En la guía no figuraba más que un Robert Bresson!!!. Al marcar yo guardaba la esperanza que contestase la secretaria o que se cayera la llamada. Y al otro lado una voz firme “Robert Bresson cest moi..”. Titubeando le digo que me gustan mucho sus películas.
- Bueno, cuando vengas a Paris ven a verme
III
Va de auditorio en auditorio. Hoy en la Universidad Autónoma al sur de la ciudad, mañana en Comfenalco en pleno centro, luego a la Fundación Hispanoamericana al norte. Termina en Tuluá en un encuentro casual con Gustavo Álvarez Gardeazábal.
- Te va a caer bien este tío- le digo en voz baja- también es ateo y provocador.
Pero al abrirse la puerta nos reciben estatuillas de la virgen María de todos los tamaños. Trueba voltea los ojos preguntándome si lo de ateo era una ironía caleña.
- Es la casa de mi madre – aclara Gardeazábal- dando inicio a un delicioso intercambio entre dos personajes que han nadado a contracorriente en sus respectivos países- Se acaban de ir lo de editorial Mondadori y me han ofrecido contrato pero el negocio ha cambiado radicalmente porque ahora a ellos no les interesa publicar novelas sino enganchar escritores. Imprimen lo que caiga.
- A mí me han ofrecido varias veces publicar una novela- acota Trueba- pero como voy a firmar si no la he escrito aun. Les digo que soy director de cine!!!
Gardeazábal le cuenta sobre los peores males que les heredamos a los españoles: la burocracia y la mojigatería. Luego se decanta en un plano secuencia donde expone los orígenes de nuestra intolerancia visceral. Trueba conoce muy bien Latinoamérica, no en vano ha dirigido “El milagro de Candeal” en Brasil , “El Baile de la victoria” en Chile y es amigo de la plana mayor del latín jazz.
IV
Le pregunto por qué la paella en varias de sus películas. “Hombre tengo una costumbre, si aguanta la escena me invento que un personaje se antoje de paella. Yo mismo la preparo, la filmamos y luego todos la comemos. Es mi ritual”. Su gusto por la cocina va a más allá y se faja una apología al aceite de Oliva. Ha sido catador oficial y jurado en varios concursos aceitosos en España. “El mejor aceite de Oliva del mundo lo hacen en un pueblecito de España pero no doy más detalles porque la producción es muy artesanal y yo la compro casi toda
Pues sí. Oficialmente, Fernando Trueba es el primer premio Oscar que arriba a nuestra ciudad. Lo ganó por Belle Epoque (1992) una frescura de película que aguanta de maravilla el paso del tiempo. En Belle Epoque sucede la imposibilidad cinematográfica: la única violación carnal y poética en la historia del cine, la escena es tan agradable que al espectador le entran ganas de repetirla. Me parece que al cine moderno le quedan tres últimos románticos: Clint Eastwood, Wong Kar-Way y Trueba. Los tres creen en el amor, viven la utopía de que el arte puede mejorar nuestras vidas, ayudar a construir un mundo mejor.
Después de una semana intensa, Trueba se despide con el sabor del jazz caleño, se va encantado del sonido que emana la marimba de chonta. Nunca había probado el chontaduro, ni sabia quien era Andrés Caicedo. Se lleva 45 películas colombianas y unos 7 libros de historia y ficción. Se asombra del movimiento cultural de Cali. Piensa en una serie de televisión que vaya de pueblo en pueblo contando las historias cinematográficas de cada lugar.
Al final se va recitando su clásica historia sobre cómo se enamoró del cine:
Cuando yo era niño, en mi barrio (Estrecho), la gente hasta cenaba. Era un caos 'felliniano'. En el cine Montija, en Bravo Murillo, había hasta una 'pajillera', en el Europa, en la misma calle, un tipo mató a otro mientras veíamos 'West Side Story' y familias enteras cenaban en los cines. En el Bellas Vistas, cuando era un niño, vi a una pareja follando durante un documental de Disney sobre lobos. A pesar de todo eso, o gracias, quién sabe, aprendí a amar el cine. Yo a veces como palomitas. Otras me da vergüenza”.

Para ver homenaje a Trueba en video: